Salud
Hepatitis A, B y C: en qué se diferencian, cómo se contagian, se detectan y previenen
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En el Día Mundial de la Hepatitis, especialistas hacen hincapié en la vacunación contra la A y la B y en la detección y tratamiento de la C.
La historia de las hepatitis virales registró cambios profundos en los últimos años. En Argentina no se realizan trasplantes de hígado por falla hepática por hepatitis A (VHA) en niños y niñas vacunados desde 2007, gracias a la estrategia de inmunización que empezó en 2005. Mientras que el desarrollo de medicamentos para tratar la hepatitis C (VHC) se considera una revolución, ya que permite la cura en la mayoría de los casos.
Pese a eso, todavía ocurren en el mundo más de un millón de muertes anuales relacionadas con la hepatitis y se produce una nueva infección crónica cada diez segundos, según datos difundidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el Día Mundial de la Hepatitis.
El lema elegido para este año es “Una vida, un hígado”. En ese sentido, desde la OMS subrayan que “la hepatitis puede devastar a ambos”, advirtieron en ese sentido desde la OMS.
Es que el hígado realiza silenciosamente más de 500 funciones vitales todos los días (procesa los nutrientes, sintetiza las proteínas y ejerce un rol desintoxicante), fundamentales para la salud del organismo. “Pero la infección por hepatitis viral también es silenciosa, y los síntomas solo aparecen una vez que la enfermedad está avanzada”.
“Aunque hay muchos tipos diferentes de virus de la hepatitis (A a E), la hepatitis B y C son las más preocupantes y causan casi 8.000 nuevas infecciones todos los días, que en su mayoría pasan desapercibidas”, destaca la OMS.
Y enfatiza que la mayoría de las muertes por hepatitis podrían evitarse debido a que existen vacunas y tratamientos efectivos para la hepatitis B e incluso una cura para la hepatitis C.
¿Qué es la hepatitis?
La hepatitis es la inflamación del hígado. Cuando una persona contrae hepatitis, el hígado altera su funcionamiento. En la mayoría de los casos, esa inflamación es causada por un virus, aunque en otros producirse por el consumo en exceso de alcohol, por algunas toxinas, medicamentos o enfermedades.
Los virus que con mayor frecuencia causan hepatitis son los A, B y C. En los casos en los que la infección se vuelve crónica, no manifiesta signos hasta que se encuentra avanzada, con un daño severo que incluye desde fibrosis hasta cirrosis y cáncer de hígado.
¿Cómo se detecta la hepatitis?
Dado que en etapas tempranas avanzan en forma silenciosa, a las hepatitis solo se las puede diagnosticar mediante análisis de sangre. ¿El problema? La mitad de las personas con hepatitis crónica desconoce su diagnóstico.
El testeo para las hepatitis A, B y C permite iniciar un tratamiento oportuno y evitar la transmisión. Las hepatitis A y B son prevenibles con vacunas. Los tratamientos para la hepatitis B crónica y para curar la hepatitis C, son seguros y muy efectivos.
Por eso, los esfuerzos están concentrados en detectar y tratar a las personas que están infectadas y que desconocen su diagnóstico.
En ese sentido, la Sociedad Argentina de Hepatología (SAHE) realiza esta semana testeos, sin turno previo, en 68 puntos de 18 provincias, entre hospitales, clínicas, centros de atención primaria, consultorios, plazas y otros sitios. (Se puede consultar aquí el listado completo)
“La hepatitis C es una enfermedad que la mayoría de las veces no da síntomas, por eso es tan importante realizarse el test por lo menos una vez en la vida. Campañas como esta son oportunidades inmejorables para hacerlo”, dijo Sebastián Ferretti, presidente de la SAHE.
“Si el testeo -que es rápido e indoloro– da negativo, la persona sigue con su vida. En cambio, si da positivo y luego se confirma el diagnóstico, los profesionales de la salud la acompañaremos para que pueda curarse y evitar complicaciones potencialmente severas a futuro”, afirmó.
Fuera de la campaña, los testeos para detectar hepatitis virales pueden realizarse durante todo el año en forma gratuita en hospitales públicos o centros de salud del país. Acá pueden consultarse los 117 Centros de Diagnóstico y Tratamiento de Hepatitis distribuidos a nivel nacional.
A continuación, las diferencias entre las hepatitis virales más comunes A, B y C, cómo se transmiten, síntomas, tratamiento y prevención, según la información de la Coordinación de Hepatitis Virales del Ministerio de Salud.

Hepatitis A
¿Cómo se transmite la hepatitis A?
La hepatitis A se transmite por por vía fecal-oral, a través de agua y alimentos contaminados con el virus y por vía sexual, por sexo anal con penetración o sexo anal-oral (contacto boca-ano).
¿Cuáles son los síntomas de la hepatitis A?
- Aparición repentina de náuseas, vómitos y falta de apetito.
- Fiebre, malestar general y dolor abdominal y articular.
- En los primeros días la orina puede tornarse oscura y las heces pálidas.
- En las siguientes semanas puede presentarse color amarillo de la piel y mucosas (ictericia).
- El período de incubación (tiempo entre el contagio y la aparición de los síntomas) es de 28 a 30 días.
- En los niños menores de 7 años, la hepatitis A no provoca síntomas en un 70 a 80% de los casos.
- En las personas adultas, el 25% de los casos no presenta síntomas.
¿Cómo se trata la hepatitis A?
No hay un tratamiento específico para la hepatitis A. Se suele indicar reposo y no realizar actividades físicas en el transcurso de la infección. Es importante evitar el consumo de alcohol y medicamentos que puedan ser tóxicos para el hígado. Las formas graves de hepatitis pueden desencadenar fallas hepáticas fulminantes y requerir internación.
Qué hacer ante el diagnóstico de hepatitis A
Durante las dos semanas siguientes al inicio de los síntomas, es importante seguir estas recomendaciones:
- Desinfectar el baño con agua y lavandina después de cada uso.
- Lavar bien las manos, en especial después de usar el baño y antes de comer.
- No preparar ni manipular alimentos para otras personas.
- Lavar la ropa, elementos de uso personal y utensilios para comer, por separado del resto de la familia o convivientes.
- Evitar mantener relaciones sexuales que impliquen contacto oral o manual con secreciones anales (sexo anal, oral-anal, manual-anal).
- Utilizar preservativo y/o campo de látex en todas las relaciones sexuales.
¿Cómo se previene la hepatitis A?
Con la aplicación de una vacuna gratuita incluida en el Calendario Nacional de Vacunación. Se aplica una única dosis al año de vida. Está también recomendada en grupos que se encuentran en mayor riesgo, con orden médica.
Además de la vacuna, una forma efectiva de prevenir la hepatitis A es implementar medidas de higiene, como lavarse las manos después de ir al baño o cambiar pañales y antes de preparar o ingerir alimentos.
Se recomienda el consumo de agua potable y medidas de saneamiento ambiental, como la correcta eliminación de la materia fecal. Si no hay seguridad de que el agua es potable, se debe hervir o potabilizar con dos gotas de lavandina por cada litro de agua.
Hepatitis B
¿Cómo se transmite la hepatitis B?
Se transmite principalmente por contacto directo con fluidos corporales como semen, secreciones vaginales o sangre, infectados con el virus de hepatitis B.
Son vías de transmisión frecuente: las relaciones sexuales sin preservativo; compartir agujas, jeringas, canutos o elementos cortopunzantes con personas infectadas, hacerse un tatuaje o piercing con material no descartable o debidamente esterilizado.
No se transmite por saliva, sudor, lágrimas ni por leche materna.
Las personas embarazadas con hepatitis B pueden transmitir el virus durante la gestación. Por eso es fundamental el control de salud durante el embarazo y la vacunación del niño o niña al momento del nacimiento.
El período de incubación (tiempo entre el contagio y la aparición de los síntomas) es de 45 a 180 días.
¿Cuáles son los síntomas de la hepatitis B?
Los síntomas de la hepatitis B crónica pueden tardar hasta 30 años en aparecer, y el daño al hígado puede ocurrir de manera silenciosa durante este tiempo.
La mayoría de los adultos que presentan síntomas los manifiestan en un plazo de 3 a 6 meses después de la exposición.
Algunas personas tienen síntomas parecidos a los de la gripe (fatiga y cansancio), también pueden presentar una coloración amarilla en la piel y mucosas (ictericia), náuseas o vómitos, orina de color oscuro, fiebre y escalofríos. No obstante, muchas personas que contraen hepatitis B no presentan ningún síntoma.
En menor medida (entre el 5 y el 10% de los casos) puede evolucionar hacia una forma de hepatitis crónica, que por lo general es asintomática. Estas personas tienen un mayor riesgo de desarrollar cirrosis hepática y cáncer de hígado.
¿Cómo se previene la hepatitis B?
Vacunarse es la manera más segura y efectiva de reducir el riesgo de infección por hepatitis B. La vacuna protege contra la infección en más del 90% de los casos. Son 3 dosis, que en Argentina se aplican en forma gratuita y sin orden médica.
Otras medidas de prevención importantes son evitar el contacto con sangre, evitar compartir agujas, canutos u objetos de higiene personal (como máquinas de afeitar o cepillos de dientes), usar material descartable si se realizan perforaciones en la piel (tatuajes o piercings), utilizar guantes de látex cuando exista contacto con sangre, usar preservativo en todas las relaciones sexuales.
¿Cómo se trata la hepatitis B?
Se recomienda guardar reposo y no realizar actividades físicas durante el transcurso de la infección por Hepatitis B.
Es importante evitar el consumo de alcohol y medicamentos que puedan ser tóxicos para el hígado.
Las formas graves de hepatitis pueden desencadenar fallas hepáticas fulminantes y requerir internación.
Existen tratamientos altamente efectivos para las personas con Hepatitis B crónica. El tratamiento debe ser administrado y controlado por personal médico especializado.

Hepatitis C
¿Cómo se transmite la hepatitis C?
La hepatitis C se transmite por contacto directo con sangre infectada al compartir agujas, jeringas o elementos cortopunzantes con personas infectadas o al tener relaciones sexuales sin preservativo u otro método de barrera.
Las personas que recibieron transfusiones antes del año 1994 también pudieron haber estado expuestas al virus, ya que se desconocía en ese momento.
También existe la transmisión durante el embarazo, aunque es una vía poco frecuente.
¿Cuáles son los síntomas de la hepatitis C?
En una infección aguda, los síntomas pueden aparecer de 2 semanas a 6 meses después de haber tenido contacto con el virus.
La mayoría de las personas infectadas con VHC no tiene síntomas. Los síntomas de la hepatitis C crónica pueden tardar hasta 30 años en manifestarse, y el daño al hígado suele ser silencioso durante este tiempo.
Fatiga, náuseas o vómitos, fiebre y escalofríos, ictericia, problemas de coagulación, orina oscura, vómitos de sangre o materia fecal negra (sangrado digestivo) y distensión abdominal con líquido dentro del abdomen (ascitis), son signos con los que puede manifestarse.
¿Cómo se trata la hepatitis C?
La hepatitis C se puede curar. En los últimos años aparecieron nuevos medicamentos antivirales que permiten tratamientos cortos (8 o 12 semanas).
El tratamiento de la hepatitis C es universal, seguro y efectivo en el 95% de los casos.
¿Cómo se previene la hepatitis C?
Al momento no se dispone de una vacuna para prevenir la infección por Hepatitis C.
Se debe evitar el contacto directo con la sangre de otras personas, no compartir cepillos de dientes ni otros artículos personales, usar protección en las relaciones sexuales y elementos descartables ante cualquier procedimiento médico invasivo y/o estético.
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Salud
Cómo influye la cocción del huevo en su valor nutricional
Publicado
9 horas atráson
2 diciembre, 2025Por
Admin
Optar por técnicas suaves y evitar aceites facilita la digestión, promueve el adecuado uso de micronutrientes y contribuye a una alimentación enfocada en el bienestar general
La capacidad del huevo para adaptarse a distintas formas de preparación lo convirtió en uno de los pilares de la alimentación mundial. No obstante, el modo en que se cocina puede modificar de manera significativa el aporte de proteínas, vitaminas y minerales. Desde la seguridad alimentaria hasta el impacto en la biodisponibilidad de nutrientes esenciales, el proceso de cocción va mucho más allá del simple cambio de textura y sabor.
Cuál es la forma más saludable de comer huevo

No obstante, exponer el huevo a temperaturas excesivas puede reducir la presencia de antioxidantes como la luteína y la zeaxantina, dos compuestos esenciales para la salud ocular y especialmente sensibles al calor. Por ello, los métodos como hervir los huevos o cocinarlos al vapor son los más recomendados por los especialistas.
Estas técnicas no solo preservan la mayoría de los nutrientes, sino que también disminuyen el riesgo de infecciones alimentarias, ya que eliminan la posible presencia de patógenos en el alimento. Además, evitan la incorporación de aceites o grasas adicionales, haciéndolos aptos para personas que buscan una dieta baja en grasas o controlar su consumo calórico.

Como recalca el estudio citado, la clara contiene el 60% de la proteína total del huevo, mientras que la yema aporta la mayoría de las vitaminas y minerales, así como la colina, fundamental para el desarrollo cerebral, especialmente en mujeres embarazadas y niños en crecimiento. Por estas razones, la elección de un método de cocción adecuado resulta determinante para aprovechar las virtudes nutricionales del huevo.

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Cómo afecta la forma de cocinar el huevo en su valor nutricional
El impacto del tipo de cocción va mucho más allá del simple contenido calórico. Freír los huevos, según un análisis en Science Direct, puede llevar a que absorban entre el 64% y el 88% del aceite o manteca utilizada, multiplicando fácilmente la cantidad de grasa presente en la ingesta final.
Aunque los ácidos grasos originales del huevo permanecen estables, la fritura expone el alimento a compuestos oxidativos y, si el aceite es reutilizado o calentado durante largos periodos, pueden generarse sustancias potencialmente nocivas para el organismo.

Por el contrario, hervir o cocinar al vapor contribuye a conservar los micronutrientes esenciales, como proteínas, colina, vitamina D y folato, fundamentales para diversas funciones fisiológicas, desde la regulación del metabolismo hasta el mantenimiento de los huesos. Además, estos métodos evitan que se añadan calorías indeseadas y ayudan a promover la saciedad, característica ampliamente valorada en regímenes de control de peso.
Para quienes deben disminuir la ingesta de colesterol, se recomienda optar por la clara, que contiene una menor concentración de esta sustancia, mientras aporta una parte importante de las proteínas totales del huevo. Conforme destacan entidades como Mayo Clinic, es clave evitar añadir ingredientes ricos en grasas como manteca, panceta o queso, para no aumentar el perfil calórico del plato. De esta manera, es posible disfrutar de todo el potencial nutricional del huevo con un mínimo de riesgo para la salud cardiovascular.

Cuántos huevos se pueden comer por día
Durante años el consumo de huevo estuvo inmerso en la polémica, principalmente por su presunta relación directa con el aumento del colesterol en sangre. Sin embargo, investigaciones recientes han desmentido este mito. Según la Comisión Internacional del Huevo (IEC) y estudios de la Universidad de Castilla, el huevo, sobre todo la yema, contiene colesterol dietético, pero su impacto en el colesterol sanguíneo resulta ser mucho menor de lo que tradicionalmente se pensaba.
Además, existe evidencia científica que asocia un consumo regular de huevos con la mejora del perfil lipídico, en particular con el aumento de la lipoproteína Apolipoproteína A1, conocida como “colesterol bueno”, lo que contribuye a la protección frente a enfermedades cardiovasculares.

Para la mayoría de las personas sanas, la ingestión de un huevo diario se considera segura y beneficiosa, pues aporta alrededor de seis gramos de proteína de alta calidad, todos los aminoácidos esenciales y nutrientes clave para la salud muscular y metabólica.
Asimismo, expertos de la Universidad de Castilla sostienen que consumir uno o hasta dos huevos al día dentro de una dieta equilibrada no implica riesgos significativos en adultos sin contraindicaciones médicas específicas. Se recomienda adaptar la cantidad conforme a las particularidades individuales, como el estado de salud, la actividad física y el consumo total de grasas saturadas y calorías en la dieta diaria.
Salud
Tos convulsa en Argentina: confirmaron la muerte de siete niños y remarcaron la importancia de la vacunación
Publicado
9 horas atráson
2 diciembre, 2025Por
Admin
El último Boletín Epidemiológico del Ministerio de Salud detalló las cifras y la situación a nivel nacional de los casos de coqueluche. Cuáles son las regiones más comprometidas
El incremento de casos de coqueluche, también conocida como tos convulsa, preocupa a las autoridades sanitarias: hay notificaciones en 20 jurisdicciones y una marcada concentración en las regiones Centro y Sur, especialmente en la Provincia de Buenos Aires y en relación con el brote de Tierra del Fuego, según datos del Ministerio de Salud.
Entre las semanas uno y 47 de 2025 -mediados de noviembre-, se reportaron 5.110 casos sospechosos, de los cuales 688 fueron confirmados, lo que representa una incidencia acumulada de 1,45 casos por cada 100.000 habitantes. Este aumento supera las cifras registradas en el mismo período desde 2020 y se sitúa por encima de los registros de 2023, año en el que la provincia de Salta notificó el mayor número de casos.
“Existen vacunas seguras y efectivas para prevenir la infección por Bordetella pertussis. Sin embargo, se registra a nivel mundial, regional y nacional un descenso progresivo de las coberturas que redunda en una acumulación de personas susceptibles a contraer la enfermedad”, repasaron en el documento.

“A partir de la semana 27 de 2025 -principios de julio- se registra un nuevo ascenso, inicialmente asociado al brote en Ushuaia (Tierra del Fuego) y al aumento de casos confirmados en la Región Centro, especialmente en la provincia de Buenos Aires. En las últimas semanas el crecimiento continúa en curso, con notificaciones provenientes de múltiples jurisdicciones del país, predominando en las regiones Centro y Sur (particularmente casos relacionados con el brote en Río Grande, Tierra del Fuego)“, escribieron en el Boletín.
La coqueluche, también conocida como tos convulsa o tos ferina, es una enfermedad respiratoria aguda prevenible mediante vacunación, que puede afectar a personas de todas las edades.
Sin embargo, los lactantes y niños pequeños presentan las tasas más elevadas de morbilidad y mortalidad. Los adolescentes y adultos jóvenes pueden cursar la enfermedad de manera leve o atípica, aunque también pueden presentar las manifestaciones clásicas, constituyéndose en una fuente relevante de transmisión hacia los más pequeños.
La importancia de la vacunación
La vacunación se mantiene como la principal herramienta de prevención y protección frente a la coqueluche. El Ministerio de Salud subraya la necesidad de mejorar las coberturas y reducir las desigualdades entre jurisdicciones. Provincias como Tierra del Fuego, La Pampa, Jujuy, Neuquén, Mendoza y San Juan exhiben altas tasas de vacunación, con buen inicio de esquemas y refuerzos sostenidos, lo que se traduce en una menor acumulación de personas susceptibles.
En contraste, Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Formosa, Santa Fe, Corrientes y Misiones presentan coberturas intermedias o bajas, especialmente en los refuerzos administrados a los cinco y once años, donde se observan los valores más críticos. En el caso de las embarazadas, la cobertura también varía considerablemente entre provincias, con algunas alcanzando niveles óptimos y otras manteniéndose en rangos subóptimos.
En Argentina, el esquema de vacunación contempla la administración de la vacuna con componente pertussis a los dos, cuatro, seis, quince a dieciocho meses y a los cinco años. Desde 2009, se incorporó la dosis a los once años para reducir los reservorios en adolescentes. En 2012, se recomendó la vacunación contra la tos convulsa para todas las personas gestantes a partir de la semana veinte de gestación, y en 2013 esta indicación se integró al Calendario Nacional de Vacunación.

El objetivo es lograr el pasaje transplacentario de anticuerpos y proteger al lactante durante los primeros meses de vida, disminuyendo así la morbi-mortalidad en este grupo. Las recomendaciones actuales establecen la aplicación de la vacuna dTpa (triple bacteriana acelular) después de la semana veinte de gestación, en cada embarazo, sin importar la edad, antecedentes de vacunación ni el tiempo transcurrido desde el embarazo anterior.
La introducción de las vacunas antipertussis ha permitido reducir la incidencia global de la enfermedad. En este contexto, la vigilancia epidemiológica resulta esencial para evaluar el impacto de la vacunación, monitorear tendencias nacionales, identificar poblaciones en riesgo y orientar estrategias de prevención y control. La coqueluche presenta un patrón cíclico, con picos epidémicos cada tres a cinco años, y su desarrollo clínico se divide en tres fases: catarral, paroxística y de convalecencia. Las formas clínicas pueden variar desde leves hasta graves, especialmente en lactantes menores de seis meses.
Según Mayo Clinic, la tos ferina es una infección de las vías respiratorias altamente contagiosa. En muchas personas, se manifiesta como una tos seca intensa seguida de un sonido agudo al inhalar, similar a un chillido. Antes de la introducción de la vacuna, la tos ferina era considerada una enfermedad propia de la infancia, pero actualmente afecta principalmente a niños que no han completado el esquema de vacunación y a adolescentes y adultos que han perdido la inmunidad.

Las muertes asociadas a la tos ferina son poco frecuentes, aunque ocurren con mayor frecuencia en bebés. Por este motivo Mayo Clinic enfatiza la importancia de que las mujeres embarazadas y quienes estarán en contacto directo con el bebé reciban la vacuna contra la tos ferina. Una vez que se produce el contagio, los signos y síntomas suelen aparecer entre siete y diez días después, aunque en ocasiones pueden demorar más. Inicialmente, los síntomas son leves y se asemejan a los de un resfriado común: moqueo, congestión nasal, ojos enrojecidos y llorosos, fiebre y tos.
Después de una o dos semanas, los síntomas se agravan debido a la acumulación de mucosidad espesa en las vías respiratorias, lo que provoca una tos incontrolable. Los ataques graves y prolongados de tos pueden inducir vómitos, enrojecimiento o coloración azulada del rostro, fatiga extrema y, en ocasiones, terminan con un sonido silbante y chillón al inhalar aire. No obstante, muchas personas no presentan este sonido característico, y en adolescentes o adultos, una tos seca persistente puede ser el único indicio de la enfermedad. En los bebés, la tos puede estar ausente, pero pueden experimentar dificultades respiratorias o incluso pausas temporales en la respiración.
Mayo Clinic recomienda consultar al médico si una persona o su hijo presentan ataques de tos prolongados que provoquen vómitos, cambios de coloración en la piel, dificultad para respirar, pausas notables en la respiración o inhalaciones acompañadas de un sonido chillón.
Salud
El síntoma inesperado que muchas personas ignoran y que puede indicar hipertensión, según expertos
Publicado
1 semana atráson
25 noviembre, 2025Por
AdminProfesionales de la salud señalan que ciertos cambios sutiles en el organismo pueden servir como una advertencia temprana de un desbalance en la presión, permitiendo una detección más rápida y una intervención oportuna
La hipertensión arterial es una de las enfermedades crónicas más comunes en la población adulta, y suele asociarse a síntomas ampliamente reconola Institución de Mayo Clinic.
El impacto de la presión arterial alta en la retina

Cuando la presión arterial se mantiene en niveles elevados durante un tiempo prolongado, estos diminutos vasos sufren un deterioro progresivo: se estrechan, se endurecen e incluso pueden romperse o filtrar líquido hacia el interior de la retina, reportó la American Academy of Ophthalmology. Este daño interfiere de manera significativa en la capacidad de la retina para enfocar, provocando alteraciones visuales que van desde una ligera falta de nitidez hasta la pérdida severa de la visión.
¿Cómo se manifiesta la visión borrosa por hipertensión?
Algunas personas notan la dificultad para leer o identificar detalles a corta distancia, según reportó la Fundación Española del Corazón. Otras, encuentran complicado distinguir objetos lejanos o sufren una reducción en la claridad visual frente a pantallas o en ambientes de baja iluminación.
Es posible percibir áreas menos nítidas en el campo visual, destellos de luz o la presencia de manchas flotantes que distorsionan la percepción normal de las imágenes.

A medida que la presión arterial sigue sin control, pueden aparecer síntomas más severos: pérdida parcial o total de la visión, visión doble, dolores de cabeza persistentes e incluso hinchazón ocular. Estos cambios advierten sobre un compromiso progresivo de la retina y del nervio óptico, tejidos altamente sensibles al entorno metabólico y vascular.
Mecanismos detrás de la visión borrosa hipertensiva
El origen de la visión borrosa está directamente vinculado con el daño estructural que la hipertensión produce en la retina. Cuando los vasos sanguíneos se ven sometidos a una presión superior a la normal, su muro se debilita y aumenta la permeabilidad, permitiendo la filtración de líquidos o sangre hacia los tejidos oculares,reportó el National Eye Institute.

Además, cuando el flujo sanguíneo se altera por el engrosamiento de las paredes arteriales, la retina deja de recibir la cantidad adecuada de oxígeno y nutrientes. Como resultado, se genera un edema macular, pequeñas hemorragias o incluso lesiones en el nervio óptico, todas ellas responsables de la pérdida de definición en la visión.
Uno de los mayores desafíos clínicos es que la visión borrosa suele aparecer de manera silenciosa, y muchas personas se adaptan paulatinamente al descenso de la agudeza visual. Sin embargo, este síntoma no debe ser subestimado. En el paciente hipertenso, la aparición de visión poco clara es una señal objetiva de que la retina está recibiendo un daño evidente y que existe riesgo de pérdida visual permanente.

Así, cualquier alteración visual en una persona con presión alta debe ser motivo suficiente para consultar con un especialista y descartar la presencia de retinopatía hipertensiva.
Diagnóstico y abordaje multidisciplinar
Ante la queja de visión borrosa en personas con hipertensión, el diagnóstico requiere una evaluación oftalmológica completa. El examen de fondo de ojo mediante oftalmoscopio revela los cambios arteriales, eventuales hemorragias, filtraciones y signos de inflamación, según Mayo Clinic.

Pruebas de imagen como la tomografía de coherencia óptica (OCT) aportan información valiosa al mostrar el estado de las capas retinianas y detectar acumulaciones de líquido que justifiquen la visión borrosa.
La coordinación entre el oftalmólogo y el médico encargado del tratamiento de la hipertensión es prioritaria, ya que la clave de la recuperación reside en el control eficaz de la presión arterial y en el seguimiento cercano de los cambios visuales.
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