Economía pensaba resolver un nuevo programa en dos semanas y ya llevan dos meses. Expertos consultados por Clarín creen que la cercanía de las elecciones suma dudas en el organismo.
Cuando se anunció que el programa del Fondo Monetario con la Argentina sería “recalibrado” por la drástica sequía, a mediados de abril, el ministro Sergio Massa pensaba que dos semanas más tarde volvería a Washington para anunciar los detalles del nuevo plan. Pero han pasado ya dos meses y las negociaciones continúan sin atisbos de resultados concretos. ¿Por qué se demora todo?
El Fondo permanece mudo, solo la directora de Comunicaciones Julie Kozack dijo apenas semanas atrás que los equipos continuaban trabajando, pero que no había novedades sobre un posible cronograma para la resolución. Es habitual que el organismo no hable en medio de las negociaciones. Nada dice respecto de la demora, pero observan que la situación de Argentina está muy volátil. En el país “están pasando demasiadas cosas”, señalan en Washington.
En Economía se ilusionan conque el Fondo adelante más de los US$ 4.000 millones que le corresponderían por la cuota de julio. Quiere que le anticipen los desembolsos que debería recibir hasta fin de año, casi unos US$ 10.000 millones para aliviar las reservas. El FMI no quiere dar tal suma de dinero para que se esfume en mantener controlado al dólar en medio de la explosividad electoral.
Aunque Argentina tiene el apoyo de Estados Unidos, el staff tiene que ir al directorio ejecutivo con un programa que pueda ser aprobado por los más renuentes, como Alemania y Japón, que están hartos de las constantes demandas de Argentina. Para el FMI, el plan debería incluir ajustes y una devaluación.
Además, a nadie escapa en Washington que el escenario político está en ebullición. Se está definiendo el candidato presidencial del kirchnerismo (el sábado es el cierre definitivo de listas) y el futuro de Massa es incierto. ¿Seguirá siendo el interlocutor? ¿Quién tiene el poder político hoy para garantizar el cumplimiento del plan? Para Martín Castellano, jefe del LatAm Research del Institute of International Finance, la anticipación de los desembolsos es una solución de “control de daños” que se volvió urgente.
“El tema es que requiere medidas fiscales y monetarias difíciles de digerir para este gobierno, particularmente en un año electoral. Aunque no podemos hablar en nombre del FMI, está claro que estas correcciones son necesarias para que el adelantamiento de fondos tenga algún efecto estabilizador, lo cual explica también la demora”, agregó.
“Creemos que algunas de estas cosas se van a terminar resolviendo, sigilosamente, sin grandes anuncios ni demasiada convicción, ya que no hay muchas opciones. Las PASO pueden llegar a mejorar las expectativas o agravar las tensiones, dependiendo del resultado. Ahí empieza otro partido. De todos modos, los grandes ajustes claramente van a quedar para la próxima administración que tendrá que renegociar el programa por completo”.
Jorge Piedrahita, CEO de Gear Capital Partners, señala algunos aspectos que explicarían la demora. “Argentina le ha solicitado adelantos importantes al FMI, pero las condiciones propuestas son incompatibles con las políticas del Fondo. El organismo, entre otras medidas, solicita una devaluación lo cual enfrenta resistencia política por parte de Cristina Kirchner”.
Además, señala, “en el caso de Argentina hay un importantísimo conflicto de intereses por parte de Massa, quien hoy tiene el rol de ministro de Economía, pero sonó como potencial candidato presidencial”.
“Adicionalmente, falta el respaldo de los principales actores políticos, comprometidos con la implementación del programa tras las elecciones. Massa pide que el FMI le financie estabilidad económica para mejorar su futuro político. Aunque esta petición carece de lógica, un acuerdo moderado no es completamente descartable”, agrega.
Piedrahita señala que “existe una gran preocupación por la situación actual de Argentina, ya que además de la vulnerabilidad financiera, se observan indicadores sociales alarmantes que podrían desencadenar un estallido social. Según la Universidad Di Tella, el índice de pobreza alcanza un preocupante 43,4%, lo que equivale a aproximadamente 12,6 millones de argentinos”.
“No obstante, las elecciones generan cierta esperanza de cambio y brindan cierta contención a la población. Existe consenso en que el péndulo político se moverá hacia la derecha, aunque quien resulte elegido como presidente enfrentará serias dificultades para llevar a cabo la imperativa corrección de las graves distorsiones macroeconómicas heredadas. El camino por delante es incierto y presenta posibles altibajos tanto macroeconómicos como políticos. Esto genera una gran cautela por parte de los inversores”, agrega.
Para Diego Ferro, presidente de M2M Capital, “Argentina no tiene un plan económico serio, sino que tiene hace rato un programa de aguante”. Señala que el FMI no quiere “quedar pegado a una crisis en la Argentina” y que “no hay forma que le preste plata a un país que no tiene plan y no tiene forma de demostrar a futuro que puede generar divisas de ningún tipo”.
Sin excusas ni plan
“¿Por qué se extienden las negociaciones? Porque necesitan alguna excusa para firmar algo. Pero la inflación sube, las reservas bajan, no hay ninguna visibilidad de que va a haber ninguna disciplina de ningún tipo porque tenemos elecciones”.
“Todo se demora porque evidentemente el Fondo va a querer alguna forma de disciplina que implique una devaluación y orden fiscal y obviamente el Gobierno no quiere hacerlo”, señala.
Además, Ferro resalta las cuestiones internas que enfrenta el organismo. “El Fondo sigue acumulando problemas”, dice. Señala que FMI aún lo acusan del préstamo que le otorgó al gobierno de Mauricio Macri.
Y afirma: “Lo que quiere el FMI es no dar la plata o bien, dar la mínima necesaria como para que las cosas no exploten y que no le echen la culpa de que las cosas explotaron y que el próximo gobierno no le diga ‘para que le diste la plata si fue desperdiciada’. Yo creo que si pudiera olvidarse de Argentina el Fondo sería feliz”.
El 1,5% de mayo fue más bajo respecto a los pronósticos previos, pero será difícil que se repita este mes, porque se registra un repunte en alimentos. Caputo sacó rédito a su política de privilegiar la desinflación por sobre el fortalecimiento de reservas
La abrupta caída de la inflación de mayo a 1,5%, el menor registro en cinco años, representa un triunfo para la estrategia elegida por el ministro de Economía. Luis Caputo privilegió la estabilidad cambiaria y el estricto control de los agregados monetarios por sobre la acumulación de reservas. El objetivo de esta política fue justamente poner como prioridad la desaceleración de precios, reflejado ayer en los datos divulgados por el INDEC.
El objetivo cada vez más explícito del Gobierno es mostrar el éxito alcanzado en la lucha contra la inflación. Y sobre todo transmitir que el ajuste fiscal y el control del gasto público finalmente tienen su premio.
Lo más destacado del dato conocido ayer es que el rubro alimentos y bebidas subió apenas 0,5%, mientras que la canasta alimentaria cayó 0,4%. Se trata de datos claves, ya que la desaceleración de precios en este segmento impacta positivamente en la base de la pirámide social. Son las familias de menores ingresos las que más se ven favorecidas, teniendo en cuenta que la mayor parte de su gasto se dedica a compras en supermercados y autoservicios.
Aún con todo lo positivo, el dato de mayo tuvo algunas señales amarillas. Por un lado, la fuerte desaceleración en alimentos se explicó por fuertes caídas de precios en frutas y verduras, algo que difícilmente se repita hacia adelante. Por otra parte, la inflación núcleo -que excluye productos regulados y estacionales- se mantuvo bastante más arriba, arrojando un 2,2%.
La inflación de servicios también se ubicó bien por encima de la promedio, llegando a 2,7%, reflejando el impacto real de los ajustes de precios sobre la clase media. Aquí entran tarifas de servicios públicos, alquileres, Internet, prepagas, restaurantes y cuotas de colegios, entre otros rubros.
Con estos datos, la pregunta razonable es si semejante caída de la inflación es sostenible en los próximos cuatro meses, es decir en la previa electoral.
Existe una probabilidad alta que se mantenga efectivamente por debajo del 2% mensual. Sin embargo, es menor claro que se pueda mantener la tendencia descendente desde los niveles actuales en los próximos meses.
La consultora LCG, por ejemplo registró un fuerte repunte en alimentos en la segunda semana de junio, con incrementos de 1,7% tras haber registrado estabilidad de precios en la primera semana. Entre los productos que lideran las subas hay varios de la canasta básica: aceites aumentaron 5,9%, verduras 4% (tras la caída de junio) y carnes 1,3%. La inflación promedio para las últimas cuatro semanas en este rubro fue de 1,6%, bien por encima del registro de mayo.
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Por lo tanto, no será fácil que este mes se mantenga un nivel similar al de mayo, pero sí existe una probabilidad alta de que se mantenga por debajo del 2%. La probabilidad de que este comportamiento se mantenga hasta la medición de septiembre también aumentó considerablemente.
La expectativa del Gobierno es que mantener la inflación en niveles acotados sea clave para conseguir un buen resultado electoral en octubre. Javier Milei siempre tuvo claro que la principal demanda de la sociedad cuando asumió era la reducción de la inflación, que pasó del 25,5% en diciembre de 2023 (producto de la devaluación) a solo 1,5% en la última medición.
Que la baja se explique sobre todo en la mayor estabilidad registrada en alimentos también es una buena noticia para la Casa Rosada, ya que el impacto se siente en sectores populares, históricamente más cercanos al peronismo o al kirchnerismo.
Por supuesto que por delante quedan muchos desafíos, en particular consolidar la reactivación para que se transforme en crecimiento genuino. También la necesidad de crear puestos de trabajo para al menos compensar la destrucción de empleo de sectores como las pymes industriales. Pero posiblemente esto sean temas que figurarán en las demandas de los próximos dos años, ya pensando en la elección presidencial de 2027.
La magnitud de la inundación que afectó a las ciudades de Bahía Blanca y General Daniel Cerri impactó a toda la comunidad y también dañó gravemente al Complejo Industrial, uno de los pilares productivos de la trasportadora de gas
Después de la inundación y la tragedia que sufrió la ciudad bonaerense de Bahía Blanca, y tras tres meses de trabajo intenso e ininterrumpido, la trasportadora de gas TGS anunció que su Complejo Cerri se encuentra nuevamente 100% operativo.
Se trata de una planta cuya principal actividad es la producción de líquidos derivados del gas natural —etano, propano, butano y gasolina natural— con una capacidad anual superior a 1.050.000 toneladas. “Además, allí, se realiza el fraccionamiento y envío de estos líquidos por ductos hacia la Planta Galván, también de tgs, donde se almacenan antes de su despacho al mercado local y regional”, explicaron desde la empresa cuyo 51% pertenece en partes iguales a Pampa Energía y a un grupo de inversores liderado por la familia Sielecki.
“En nombre de todo TGS, quiero agradecer profundamente a nuestros colaboradores, proveedores, contratistas, vecinos y a toda la comunidad de Bahía Blanca por su apoyo incondicional y su compromiso durante estos meses. Lo que logramos en este tiempo récord no solo demuestra capacidad técnica, sino también una enorme vocación de servicio, solidaridad y sentido de pertenencia. Gracias a todos por ayudarnos a poner nuevamente de pie una instalación clave para la energía del país, luego de lo tristemente sufrido”, afirmó Oscar Sardi, CEO de TGS.
Oscar Sardi, CEO de TGS, en el centro, acompañado por los accionistas Marcelo Mindlin (Pampa Energía) y Daniel Sielecki, en octubre del 2024, en el NYSE de Nueva York, cuando se celebraron los 30 años de cotización de la empresa en Wall Street
Desde la compañía energética destacaron que para la recuperación, trabajaron no solo colaboradores de TGS provenientes de distintos puntos del país, sino también más de 150 proveedores y contratistas de servicios y materiales, cuyo trabajo coordinado y compromiso resultaron clave para la recuperación del complejo.
“A pesar de la magnitud del evento climático y del hecho de que el complejo alberga dos plantas compresoras esenciales para el sistema de transporte de gas natural, TGS nunca interrumpió la provisión del servicio. Gracias a una rápida respuesta operativa y a la implementación de maniobras extraordinarias, la compañía logró mantener la continuidad del suministro con los más altos estándares de seguridad, garantizando así el abastecimiento de gas natural en todo momento”, cerró el comunicado de TGS.
El Ejecutivo eliminó barreras para la operación de fondos internacionales con títulos públicos y redujo las condiciones para el retiro de divisas
El Gobierno nacional avanzó con un nuevo paquete de medidas orientadas a estimular la entrada de divisas mediante la flexibilización de normas que hasta ahora limitaban la operatoria de capital extranjero en el mercado financiero local. Las decisiones, tomadas en simultáneo por la Comisión Nacional de Valores (CNV) y el Banco Central (BCRA), apuntaron a facilitar tanto el ingreso como el egreso de fondos especulativos de corto plazo que inviertan en instrumentos de deuda emitidos por el Tesoro Nacional.
Desde el lado regulatorio, la CNV publicó la Resolución General N.º 1068, por la cual se amplió el conjunto de excepciones al límite diario de $200 millones que regía para transferencias al exterior de valores negociables por parte de inversores no residentes. A partir de esta disposición, esa restricción dejó de aplicarse en casos en los que se trate de bonos del Tesoro con vencimiento igual o mayor a 180 días desde su fecha de emisión y que hayan sido adquiridos en colocación primaria, siempre hasta el valor nominal suscripto.
El presidente del organismo, Roberto Silva, indicó que esta medida se enmarca en una política general de remoción de trabas al funcionamiento del mercado de capitales. Según el comunicado oficial, la CNV buscó avanzar con la normalización de operaciones y acompañar la estrategia general del Ejecutivo nacional, que prioriza el financiamiento en moneda extranjera sin intervención directa del Banco Central.
En paralelo, el BCRA confirmó que eliminará el plazo mínimo de permanencia de 180 días para los fondos del exterior que ingresen al país y participen en operaciones en el Mercado Libre de Cambios (MLC) o en licitaciones primarias de títulos públicos del Ministerio de Economía. Esta condición, vigente desde abril de este año tras la Comunicación “A” 8230, había sido parcialmente modificada en mayo con la Comunicación “A” 8245 para permitir la suscripción del Bonte 2030 en dólares. Ahora, la permanencia mínima se suprime completamente.
El presidente del BCRA, Santiago Bausili, explicó que la decisión respondió a una revisión del esquema de restricciones cambiarias vigente. Consideró que el “cepo” aplicado desde 2019 había dejado de cumplir su función original y se transformó en un obstáculo para el ingreso de nuevos fondos. Según declaraciones públicas, el funcionario sostuvo que los inversores que querían salir ya lo habían hecho y que actualmente no existían trabas relevantes que justificaran mantener el régimen anterior.
El Bonte 2030, con tasa elevada y suscripción en dólares, se volvió una herramienta central para el financiamiento del Tesoro y la compra de dólares para las reservas (Reuters)
Estas modificaciones se dieron en un contexto de estrategia coordinada entre la autoridad monetaria y el Ministerio de Economía, orientada a reforzar las reservas internacionales mediante el ingreso de divisas del exterior. Para ello, el equipo liderado por Luis Caputo activó dos mecanismos: por un lado, la firma de un acuerdo de financiamiento tipo REPO con siete bancos internacionales por un monto de US$2.000 millones; por el otro, una nueva licitación del Bonte 2030, que permite suscripción en dólares por parte de inversores locales y extranjeros.
El llamado a licitación se programó para el viernes 13 de junio y apuntó a captar US$500 millones, la mitad del monto obtenido en la primera colocación de abril, que se orientó exclusivamente a no residentes. En esta oportunidad, tanto residentes como no residentes pudieron participar en la oferta, lo que amplió el universo potencial de suscriptores.
En su debut, el Bonte 2030 ofreció una tasa del 29,5%, superior a las expectativas de mercado. Esta rentabilidad, combinada con la eliminación de las restricciones de salida, representó un atractivo importante para los fondos internacionales, que encontraron mejores condiciones para operar en el mercado local. Además, se estableció un límite mensual de US$1.000 millones para este tipo de colocaciones, lo que permitió mantener cierto grado de control sobre los flujos.
El secretario de Finanzas, Pablo Quirno, confirmó que el menú de la licitación incluiría además letras capitalizables con vencimientos en julio, agosto, septiembre y noviembre, orientadas a captar el interés de fondos comunes de inversión. Asimismo, se pusieron en oferta dos Bonos Capitalizables (BONCAP) con vencimientos en enero y junio de 2026.
Desde el Ministerio de Economía, el subsecretario de Política Económica, José Luis Daza, consideró que estas decisiones formaban parte de un plan para anticipar el regreso a los mercados voluntarios de deuda con legislación extranjera. En declaraciones a medios, sostuvo que el programa económico avanzaba mejor de lo previsto y que la colocación de instrumentos en moneda dura reflejaba ese ritmo.
Por otro lado, el Tesoro anunció que a partir de este mes se publicará un cronograma anual de licitaciones de deuda pública. Esta medida apunta a brindar previsibilidad y permitir que los agentes financieros planifiquen su participación de forma más ordenada, tanto en moneda local como extranjera.
El objetivo del Gobierno nacional consistió en asegurar un flujo constante de divisas que le permita reforzar las reservas internacionales, cumplir los compromisos asumidos con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y enfrentar el segundo semestre sin sobresaltos financieros. En este período, se proyecta una baja en la liquidación de exportaciones agroindustriales, así como un aumento en la dolarización de portafolios minoristas en vísperas del calendario electoral.
Diversos analistas interpretaron que la relajación de controles podría facilitar el ingreso de capitales de corto plazo que busquen aprovechar el diferencial de tasas. Al mismo tiempo, advirtieron sobre la posibilidad de que esos flujos generen mayor volatilidad en caso de una salida masiva o imprevista. Aunque destacaron que estas medidas podían ayudar a sostener el tipo de cambio en el corto plazo, también consideraron que podrían consolidar un nivel mínimo más alto para el dólar.
Con esta serie de anuncios, el Gobierno argentino consolidó una estrategia de financiamiento basada en el mercado voluntario local, con foco en la emisión de instrumentos que puedan ser suscriptos en dólares y liquidados en pesos. El desafío de las próximas semanas será evaluar la respuesta del mercado y la capacidad del esquema para sostener la acumulación de reservas sin necesidad de intervención directa del BCRA.