El ministro de Economía tiene la expectativa de un número cercano a 5,5% para el IPC de noviembre. Pero sobre todo apunta a consolidar esta desaceleración a lo largo del verano
Sergio Massa espera que el dato de inflación de hoy, que se descuenta estará por debajo del 6%, sea el inicio de una tendencia bajista más consolidada en los próximos meses. Pero además de esa expectativa, comenzará a pensar en los próximos pasos, que marcarán el ritmo de la economía a lo largo del verano.
El ministro de Economía comenzará a definir el futuro de dos variables financieras clave: el ritmo de aumento del dólar oficial a partir de enero y también el futuro de las tasas de interés. El objetivo que tiene por delante pasa por bajar la inflación hasta ubicarla por debajo del 4% hacia marzo o abril. Y el otro es evitar que la actividad caiga en un pozo, ya que complicaría todavía más las chances electorales del oficialismo en las elecciones presidenciales. En ese sentido, el futuro de las tasas de interés también estará en la mira.
Desde que arrancó su gestión al frente del palacio de Hacienda, Massa encaró algunas cuestiones urgentes, sobre todo fortalecer al Banco Central a través de la acumulación de reservas netas. Esto fue de la mano de una estabilización de la brecha cambiaria, algo que logró a medias. La distancia entre el tipo de cambio oficial y el dólar MEP, por ejemplo, se mantiene en niveles del 80%.
En Economía mantienen la esperanza de un nivel de inflación que incluso llegue a perforar el 5,5% en noviembre, proyectando además que en diciembre volvería a ubicarse cómodamente por debajo del 6%. En las últimas semanas se sucedieron una serie de acuerdos para estabilizar precios en los próximos meses, al menos a lo largo del verano. El principal es Precios Justos, que congeló casi 1.800 productos y para el resto planteó un tope de suba de 4% mensual. También se llegaron a acuerdos voluntarios con electrodomésticos, celulares, indumentaria y calzado. Lo propio se hizo con los combustibles, con un sendero de ajuste descendente que también parte del 4% en diciembre.
Este dato de inflación de hoy, pero también la lectura de las primeras semanas de diciembre determinará si Massa finalmente avanza con la desaceleración del ajuste del tipo de cambio oficial. Considera que se trata de un paso relevante para desacelerar la inflación. Es casi imposible pensar en que el índice mensual baje a un rango de 3 a 4% mensual, si el tipo de cambio oficial ajusta a un ritmo de 7%.
Pero esta medida no estaría exenta de peligros. Quizás el más importante es que la brecha cambiaria corre riesgo de volver a subir. Aunque los dólares financieros no muestran gran dinamismo, el dólar libre se puso un poco más picante en las últimas jornadas, llegando ayer a $ 320, casi emparejando con el MEP, que terminó a casi $ 323. Que el tipo de cambio oficial se planche no significa que suceda lo mismo con los dólares financieros, sobre todo a medida que se acerque el calendario electoral.
Otro tema clave que Massa viene monitoreando es aún más delicado: la posibilidad de bajar la tasa de interés de referencia, que se mantiene en el 75% nominal anual, equivalente al 104% anual efectiva. Pero apenas dejó trascender esta posibilidad, rápidamente se despertaron los distintos dólares financieros. En otras palabras, en un contexto de baja demanda de pesos resulta sumamente riesgoso avanzar con una reducción de tasas aún cuando la inflación también apunte a la baja en los próximos meses.
Ante las dificultades de bajar la tasa, la opción sería avanzar mientras tanto con fuertes subsidios para reducir el costo del crédito, en particular para las pymes. Para fin de año habría anuncios referidos a préstamos baratos para las empresas que inviertan, por un total de $ 800.000 millones a lo largo de 2023.
En los primeros días del mes hubo subas de más del 20%. Las empresas apuntan a la incidencia de las lluvias, que este mes se multiplicaron.
Los precios de la carne volvieron a subir con fuerza en el arranque de marzo, con subas que superaron el 20%, en cortes como el cuadril, que es de los más demandados por los argentinos, según indicaron fuentes del sector.
El preciado alimento venía de una seguidilla de aumentos en febrero, que según las consultoras privadas levantó el nivel de la inflación impactando en la desaceleración que se vio hasta enero. La correlación oficial se conocerá el próximo viernes cuando el Indec publique su Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Pero la escalada continuó en la primera parte de marzo, de acuerdo a información que consignaron las empresas y que pudieron relevar en los comercios las entidades privadas que siguen de cerca la evolución de los precios al público.
La data privada confirma un aumento promedio del 15% sólo la semana pasada, al que se sumó una nueva variación del 10% en las últimas horas. Los cortes que más aumentaron fueron el cuadril, en el orden del 20,5%; la nalga, un 14,6%; y el roast beef, 13,5%. El que menos incremento presentó fue el vacío con una variación del 3,48%.
La aceleración de los precios al consumidor fue noticia ya en febrero, cuando los cortes cárnicos quedaron al tope de los rubros más inflacionarios en todos los informes que se anticipan a la medición oficial.
Por caso, la entidad Consumidores Libres consignó que el segmento fue el que más aumentó en el mes con un promedio del 6,1%, superando ampliamente a los productos de almacén y a los de verdulería que considera para su canasta básica de alimentos.
Para la consultora FIEL el aumento de las carnes promedió el 11,4% levantando el nivel del rubro Alimentos y bebidas, que saltó 3,4% respecto a enero.
PxQ destacó la suba entre las más importantes del segundo mes del año, junto con las de los alquileres de viviendas, los combustibles, los artefactos y equipos eléctricos y muebles.
El peligro de recesión en Estados Unidos no estaba en los cálculos de la mayoría de los analistas. La aversión al riesgo volvió a impactar en acciones y bonos locales, alejando un posible retorno de la Argentina a los mercados este año
Casi nadie tenía en los cálculos al arrancar el 2025 que la economía norteamericana pudiera caer en recesión. Sin embargo, cuando todavía se transita el primer trimestre, ésta es una hipótesis cada vez más fuerte y crecen las chances que esto ocurra en el corto plazo. Incluso Donald Trump no descartó que suceda al ser consultado sobre el tema.
Las bolsas de todo el mundo y en particular Wall Street fueron fuertemente afectadas por esta nueva realidad. El viento de frente, como no podía ser de otra manera, le pegó con fuerza tanto a las acciones como a los bonos argentinos. El riesgo país subió más de 2% hasta los 723 puntos, alejando así cualquier posibilidad de retorno de la Argentina a los mercados de deuda posiblemente por todo el año.
No se puede hablar de un “cisne negro” porque la posibilidad de una recesión siempre está latente. Pero sí de un contexto inesperado, que para muchos es impulsado por el propio presidente norteamericano y su secretario del Tesoro, Scott Bessent. En recientes apariciones, ambos se mostraron despreocupados por la caída de las últimas jornadas en Wall Street y le restaron importancia. El mercado de Nueva York tuvo su peor semana desde septiembre y ayer se profundizó el derrumbe, especialmente en acciones tecnológicas que venían subiendo demasiado rápido.
En las últimas horas empezaron a dar vuelta comentarios sobre una suerte de caída provocada por la propia Casa Blanca. Detrás de este comportamiento estaría la necesidad de enfriar la economía llevándola a una recesión y presionar a la Reserva Federal para que baje la tasa de interés. Los fuertes vencimientos de deuda que tiene por delante el gobierno norteamericano se verían aliviados si sucede esto.
El efecto de corto plazo al menos es negativo para la Argentina por el impacto financiero. No es tan relevante la caída de las acciones, que venían de subas récord en 2024. Sin embargo, hay que seguir de cerca el impacto en los bonos, ya que el deterioro de las últimas semanas complica el ingreso de dólares a través de la cuenta capital. No solo el Gobierno no podrá volver a los mercados de deuda voluntarios, sino que también se le puede complicar el escenario a las empresas si esta crisis no pasa pronto.
El acuerdo con el FMI se vuelve más urgente que nunca, porque a esta altura es la única fuente de financiamiento genuino a la que puede echar mano el Gobierno. No es casualidad que se haya apurado el envío de un DNU al Congreso, aún cuando todavía no hay nada firmado.
Sin embargo, el propio ministro de Economía, Luis Caputo, se apuró en anunciar que el monto de desembolso ya está acordado, aunque no hubo mayores detalles del mismo. En Wall Street las especulaciones llevaron esa cifra hasta los USD 20.000 millones, aunque en el mercado local son más cautos y estiman un nivel de USD 12.000 a USD 15.000 millones.
Este fortalecimiento de las reservas también tendría otros objetivos. El más importante es asegurarse los recursos para pagar los vencimientos de deuda de julio, que suman USD 4.500 millones, una cifra similar a la de enero pasado.
Pero además el BCRA viene interviniendo en el mercado para evitar presiones sobre los dólares financieros, lo que también implica un stress adicional sobre las reservas. Aunque el FMI podría exigir que el nuevo desembolso no se use para tal fin, el organismo igual tiene dólares liquidos para seguir interviniendo y llegar a las elecciones legislativas sin mayores sobresaltos y sobre todo sin un aumento significativo de la brecha cambiaria.
El informe del Banco Central reflejó un ajuste en las expectativas sobre el tipo de cambio. Se proyecta que el dólar oficial siga un ritmo de depreciación del 1% mensual hasta agosto
El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) publicado por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) presentó nuevas proyecciones sobre la evolución del dólar oficial en 2025. El informe, elaborado a partir de las estimaciones de 39 analistas locales e internacionales, reflejó un incremento en los valores previstos para los primeros meses del año, aunque con un leve recorte en el cálculo para diciembre.
Según los datos difundidos, la cotización promedio del dólar mayorista alcanzaría los $1.069 en marzo, lo que representó un ajuste de $3,1 respecto a la encuesta anterior. En los meses siguientes, el tipo de cambio continuaría con aumentos graduales hasta llegar a $1.124 en agosto. De confirmarse este escenario, el Gobierno mantendría el esquema de crawling peg del 1% mensual al menos hasta mediados de año.
Para diciembre, la estimación del REM ubicó el dólar en $1.175, lo que implicó una suba del 18,1% interanual, por debajo del porcentaje esperado para la inflación anual de 23,3%. Asimismo, el pronóstico para los próximos 12 meses situó el dólar en $1.287 en febrero de 2026, con una aceleración en el primer bimestre de ese año, en un contexto en el que el Gobierno prevé la eliminación del cepo cambiario.
El mercado ajustó al alza las proyecciones
El relevamiento mostró que las expectativas sobre el tipo de cambio se modificaron en relación con la encuesta anterior. Para el período entre marzo y julio, los analistas aumentaron sus estimaciones, manteniendo la hipótesis de que el dólar continuará bajo un esquema de ajuste controlado.
De acuerdo con el informe, las proyecciones promedio para cada mes quedaron de la siguiente manera:
Marzo: $1.069
Abril: $1.080
Mayo: $1.091
Junio: $1.102
Julio: $1.113
Agosto: $1.124
Diciembre: $1.175
Próximos 12 meses: $1.287 (febrero 2026)
Estos valores reforzaron la idea de que el crawling peg del 1% mensual seguirá siendo la estrategia principal del Ministerio de Economía y el Banco Central para regular la evolución del tipo de cambio oficial.
Sin embargo, para diciembre, las proyecciones se ubicaron en $1.175, lo que representó un ajuste a la baja de $25 respecto al relevamiento previo. Este dato indicaría que los analistas prevén una menor depreciación del peso en los últimos meses del año.
Inflación y dólar: la brecha entre los pronósticos
Los resultados del REM reflejaron una diferencia significativa entre las proyecciones de inflación y la variación esperada para el dólar. Según los analistas, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) cerraría el año con una suba del 23,3%, mientras que el tipo de cambio oficial se ajustaría un 18,1%.
Las previsiones de inflación
Esta brecha implicaría una apreciación del peso en términos reales, ya que la inflación superaría el ritmo de devaluación del dólar oficial. Desde el comienzo de la gestión de Javier Milei, el Gobierno sostuvo que la política cambiaria debía acompañar un proceso de reducción de la inflación sin acelerar la depreciación del peso.
A pesar de este diferencial, los analistas proyectaron que la evolución del tipo de cambio se acelerará en 2026, especialmente en el primer bimestre. Para febrero del próximo año, el dólar mayorista alcanzaría $1.287, con una suba de $72 respecto al relevamiento anterior.
Las proyecciones del REM no solo incluyen estimaciones sobre el tipo de cambio, sino también sobre el crecimiento económico y la tasa de desempleo. En relación con la actividad económica, el informe indicó que el Producto Bruto Interno (PBI) registraría un crecimiento del 4,8% en 2025, con un avance trimestral del 1% en la primera mitad del año.
Por otro lado, las expectativas sobre el mercado laboral se mantuvieron sin cambios. La tasa de desocupación prevista para el cuarto trimestre de 2024 se ubicó en 7%, mientras que para el mismo período de 2025 la proyección fue de 6,8%.
Los datos del REM sugirieron que los analistas prevén una recuperación gradual de la economía, acompañada de una moderación en el mercado cambiario. Sin embargo, el informe también reflejó una incertidumbre en torno a la evolución del dólar en el mediano plazo, especialmente en un contexto en el que el Gobierno anticipó modificaciones en la política cambiaria para los próximos meses.