Salud
Cuáles son los tratamientos que se utilizan contra la ELA en la actualidad
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A raíz del reciente anuncio de una nueva droga aprobada en Canadá, Infobae repasó con expertos cuáles son las terapias actuales para tratar la Esclerosis Lateral Amiotrófica, una enfermedad denominada como poco frecuente
Hace 8 años fuimos testigos de cómo miles de personalidades en todo el mundo y también en la Argentina se desafiaban con tirarse un balde de agua fría (#IceBucketChallenge), o inclusive con hielos, en una campaña que se viralizó con mucha eficacia para alertar sobre una enfermedad neurodegenerativa muy grave: la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA).
Para concientizar sobre una de las enfermedades poco frecuentes (EPOF), que por el momento no tiene cura, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recuerda hoy el Día Mundial de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA).

Conocida también como enfermedad de Lou Gehrig, en honor al jugador de béisbol al que se le diagnosticó por primera vez, la ELA es una patología progresiva del sistema nervioso que afecta las células nerviosas en el cerebro y la médula espinal, y causa la pérdida del control muscular. Se desconocen las causas que la originan y por el momento no tiene cura. Afecta a cinco de cada 10.000 habitantes y el promedio de sobrevida de los pacientes es de 3 a 5 años. En algunos casos excepcionales la enfermedad puede llegar a detenerse como en el del astrofísico Stephen Hawking, quien sobrevivió con ELA durante varias décadas.
“La enfermedad afecta al sistema motor y se caracteriza por el compromiso simultáneo de las neuronas motoras superior e inferior. Si bien la información epidemiológica existente en nuestro país se limita a centros especializados, un estudio multicéntrico y retrospectivo realizado en la Ciudad de Buenos Aires demostró una incidencia de 1.04 casos por cada 100.000 habitantes, y una prevalencia de 3.25 por cada 100.000 habitantes. Estos valores son similares a los reportados internacionalmente, y probablemente aplicables al resto de la población argentina”, señaló a Infobae la doctora Ana Pardal, neuróloga del Hospital Británico, entidad que este año inauguró el Centro Integral de Enfermedades Poco Frecuentes (CIEPOF), el primero de su tipo en el país, especializado en la detección y tratamiento de ELA, entre otras 8 mil patologías raras.

La edad de comienzo frecuente de la enfermedad es entre los 45 y 70 años aproximadamente, y el género masculino suele ser el más afectado. El tiempo promedio desde el inicio de los síntomas y la confirmación del diagnóstico es de entre 13 y 18 meses. “El 90 % de los casos son de presentación esporádica y aproximadamente un 10 % son de variante familiar. En el año 1993 se reportaron los primeros casos de ELA familiar asociado a mutación en el gen SOD 1, no obstante en los últimos años la aplicación de nuevas técnicas de genética molecular ha permitido el reconocimiento de otras variantes, principalmente en pacientes con antecedentes de alteraciones cognitivas o demencia frontotemporal familiar”, explicó Pardal.
Las estadísticas mundiales indican que existen de 1 a 2 enfermos por cada 100 mil habitantes. En la Argentina, es posible que haya unos 600 a 800 enfermos. En la relación hombre – mujer se ven 13 por cada diez. Además, el 30 al 50% de los pacientes fallece a los 3 años, pero el 10% todavía vive luego de 10 años de enfermedad.
Tratamientos contra ELA
El doctor Marcelo Rugiero, jefe de Neurología de Adultos del Hospital Italiano y miembro de la Sociedad Neurológica Argentina, explicó a Infobae que se trata de una enfermedad poco frecuente, neurodegenerativa, que atrofia los músculos del cuerpo y genera insuficiencia respiratoria. “Por ahora no tiene una cura. Solo existen tratamientos farmacológicos y terapéuticos que atrasan los síntomas. Hay algunas terapéuticas que están aprobadas, lo que quiere decir que estemos cerca de tratar correctamente la enfermedad compleja que tiene muchos mecanismos fisiopatológicos. Hoy conocemos su genética y patología, lo que brinda una ventaja para la investigación clínica”, sostuvo Rugiero.
“Estamos mejorando el tiempo de diagnóstico y el cuidado de los pacientes en los últimos años. Se está mejorando el diseño de tratamientos a través de la genética que puede marcarnos el curso y ritmo de esta enfermedad, o si se asocia a otras enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o Parkinson. Argentina es un país con desarrollo en protocolos de investigación de ensayos clínicos serios. Y por ejemplo hay uno o dos estudios que se están llevando adelante para conocer esta enfermedad”, agregó el experto.
“A pesar de no haber una cura para ELA, actualmente hay tratamientos farmacológicos con las drogas Riluzole y el Edaravone con resultados limitados que permiten extender la sobrevida en algunos pacientes. Debido a diferentes complicaciones derivadas de la enfermedad, la presencia de un abordaje multidisciplinario como el manejo del soporte nutricional, respiratorio y la neurorehabilitación son fundamentales”, aclaró la doctora Pardal del Hospital Británico.

Alejandro Kohler, médico neurólogo, especialista en enfermedades neuromusculares y coordinador de clínica de ELA de Fleni, precisó a Infobae que hoy dentro del panorama farmacológico existen modificadores de la enfermedad y sintomáticos para tratar esta enfermedad tan heterogénea.
“La mayoría toma Riluzole desde que fue aprobado por la FDA en 1994 que se ingiere dos veces por día. Enlentece la enfermedad al alterar su avance. Y también aumentó la sobrevida global en tres meses, según varios estudios clínicos. El fármaco disminuye la toxicidad de un neurotransmisor que es el glutamato, que lesiona a las motoneuronas superiores (ubicadas en la corteza cerebral) e inferiores (que se encuentran en la médula y dentro del tronco del cerebro)”, sostuvo Kohler.
Y agregó: “Por otro lado tenemos la segunda droga: el Edaravone, es un fármaco más reciente. Se aprobó por la FDA en 2017 y por ANMAT a fines de 2020. Es endovenoso. Su aplicación es más engorrosa. Son ciclos de 28 días., donde se recibe el fármaco cada 24 horas durante 14 días. Es poco práctico para ser aplicado y para que genere adherencia. Esta droga no modificó la sobrevida, pero demostró casi 5 puntos de diferencia en quienes recibieron placebo, en la escala que mide 12 variables diferentes sobre la progresión de la enfermedad en los pacientes, como el hecho de poder hablar, moverse, escribir, etc. Ahora, la FDA aprobó el Edaravone en forma oral a fines de abril, lo que supone una ventaja en cuanto a su adherencia al tratamiento. Hay que recordar que los pacientes pueden tomar ambas drogas ya que no hay riesgo de combinación y la mejora puede ser mayor”.

Kohler también indicó la existencia de tratamientos sintomáticos que buscan mejorar los síntomas que produce la enfermedad. Éstos no modifican los mecanismos fisiopatológicos que afectan las neuronas en cuanto a la debilidad y espasticidad (rigidez en los músculos). Pero sirven para controlar los síntomas que ELA genera.
“Encontramos al Baclofeno y algunos canabinoides, que están en en estudio para mejorar la espasticidad. También, la combinación de dextrometorfano y quinidina se usa para tratar la labilidad emocional (PBA, por sus siglas en inglés; una afección que presenta ataques repentinos y frecuentes de llanto o risa que no se pueden controlar) en personas con ELA. También hay medicación por calambres, exceso de saliva (el paciente babea), dolor muscular por trastorno postural”, sostuvo el especialista.

En los últimos días, una noticia esperanzadora para pacientes que padecen esclerosis lateral amiotrófica se conoció, cuando Canadá aprobó una nueva droga para su amplio uso.
La droga AMX0035, conocida como el medicamento Albrioza, es una terapia combinada oral de dosis fija que puede reducir la muerte de células neuronales como terapia independiente o cuando se agrega a tratamientos existentes, según un importante estudio científico publicado tanto en el New England Journal of Medicine, Muscle & Nerve, como en el Journal of Neurology, Neurosurgery and Psychiatry.
Según la investigación médica y de acuerdo a los resultados de un ensayo clínico de fase 2, con fase 3 en curso, la droga demostró un beneficio estadísticamente y clínicamente significativo” en los resultados funcionales de las personas con ELA en comparación con las personas que tomaron placebo, ya sea como terapia independiente o cuando se agrega a los tratamientos existentes.

“La combinación de fenilbutirato de sodio y taurursodiol puede reducir la muerte de las células neuronales, lo que se supone que ocurre al mitigar simultáneamente el estrés del retículo endoplásmico (RE) y la disfunción mitocondrial”, explican los científicos a cargo del estudio. El resultado primario fue la tasa de disminución en el puntaje total en la Escala de calificación funcional de la esclerosis lateral amiotrófica revisada (ALSFRS-R; rango, 0 a 48, con puntajes más altos que indican una mejor función) durante 24 semanas”, explicaron los doctores Sabrina Paganoni y Eric A. Macklin en la publicación científica.
Los expertos remarcaron en sus conclusiones que el fenilbutirato de sodio-taurursodiol resultó en una disminución funcional más lenta que el placebo, según lo medido por la puntuación ALSFRS-R. Pero advirtieron que se necesitan ensayos más largos y de mayor tamaño para evaluar la eficacia y la seguridad del fenilbutirato de sodio-taurursodiol en personas con ELA.
Terapias no farmocológicas

-Cuidado de la respiración: Con el tiempo, se tiene más dificultad para respirar a medida que los músculos se debilitan. Los médicos pueden examinar la respiración del paciente regularmente y darle dispositivos para que le ayuden a respirar en la noche.
-Fisioterapia: Un fisioterapeuta puede tratar el dolor, la marcha, la movilidad, los aparatos ortopédicos y las necesidades de equipos que ayudan a mantener la independencia del paciente. La práctica de ejercicios de bajo impacto puede ayudar a conservar el estado cardiovascular, fuerza muscular y amplitud de movimiento durante el mayor tiempo posible. El ejercicio regular también puede ayudar a mejorar la sensación de bienestar. El estiramiento apropiado alivia o previene el dolor.
-Terapia ocupacional: Un terapeuta ocupacional puede ayudar a encontrar maneras de mantener independencia a pesar de la debilidad en las manos y los brazos. Esa persona también brinda consejos para modificar tu casa para permitir la accesibilidad a lugares o cosas y la seguridad del paciente.

-Terapia del habla. Un terapeuta del habla puede enseñar técnicas de adaptación para hacer que entiendan mejor al paciente cuando habla. Los terapeutas del habla también pueden ayudar a explorar otros métodos de comunicación, como un tablero del alfabeto o lápiz y papel.
-Apoyo nutricional. El equipo médico trabajará con el paciente y los miembros de tu familia para asegurarse de que coma alimentos que son más fáciles de tragar y que satisfagan todas las necesidades nutricionales.
–Apoyo psicológico y social. Los psicólogos, trabajadores sociales y otros pueden proporcionar apoyo emocional al paciente y a la familia.
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Salud
Un cardiólogo que estudia a los “superancianos” identifica el único hábito que garantiza vivir muchos años y con buena salud: “Es lo único que reduce nuestro reloj biológico”
Publicado
4 días atráson
4 junio, 2025Por
Admin
Tras analizar los factores que comparten los “superancianos”, el reconocido cardiólogo Eric Topol concluye que la longevidad depende, sobre todo, de una costumbre cotidiana
El doctor Eric Topol, cardiólogo y genetista estadounidense, lleva décadas investigando los secretos de la longevidad. Su reciente libro, Super Agers: An Evidence-based Approach to Longevity (Superancianos: una aproximación a la longevidad basada en pruebas), recopila los resultados de años de análisis sobre personas que superan los 80 años manteniendo la salud y la vitalidad. La publicación aún no ha salido en español, pero ya ha generado debate en foros especializados y en medios de comunicación de todo el mundo.
Pocas son las personas que consiguen cruzar la barrera de los 90 manteniéndose activos y en buena forma. Lejos de secretos inalcanzables o fórmulas mágicas, Topol defiende que la clave se encuentra “más cerca de lo que creemos” y apuesta por rutinas sencillas. En su recorrido profesional – es reconocido como uno de los diez principales expertos mundiales en longevidad -, el médico afirma que pequeños cambios diarios pueden prevenir enfermedades que encabezan la mortalidad global: cáncer, cardiopatías y trastornos neurodegenerativos.

El deporte es “lo único que sabemos que reduce nuestro reloj biológico”
“Sabemos que estas enfermedades tardan al menos 20 años en desarrollarse, así que estamos en condiciones de prevenirlas, sobre todo en personas con mayor riesgo”, afirma. “Tenemos una oportunidad de evitar esas patologías que surgen con la edad”. Para el especialista, modificar ciertos hábitos no supone un esfuerzo desmedido: “No se trata de pastillas ni de trucos mágicos. Podemos trabajar con lo que ya está en nuestras manos”.
El ejercicio – según Topol – destaca por encima del resto de recomendaciones. Basta con observar cómo se estructura la rutina diaria y plantear cambios sencillos en movimiento, dieta y ocio para encarrilar la salud a largo plazo. El cardiólogo recomienda especialmente aquellas actividades dirigidas a trabajar la musculatura en resistencia y los ejercicios de fuerza de prensión (la capacidad que tiene una persona para apretar o suspender objetos en el aire con las manos), dos prácticas que han mostrado una eficacia notable frente al deterioro físico vinculado al paso de los años.
“Resulta que el ejercicio es lo único que sabemos que reduce nuestro reloj biológico. El espacio entre tu verdadera edad y la edad biológica puede ampliarse”, destaca Topol. La recomendación estándar es realizar 30 minutos de ejercicio, cinco días a la semana, aunque el propio cardiólogo reconoce que incluso con dos sesiones semanales ya se obtienen beneficios. “No es sobre volverte más fuerte, es también sobre mejorar tu equilibrio”, insiste. “Nada de lo que podamos hablar supera al ejercicio si hablamos de reducir nuestro proceso de envejecimiento. No lo sabríamos si no hubiese toda esa ciencia detrás”.
Topol subraya que el ejercicio se ha revelado como el hábito más eficaz para mejorar la salud y prolongar la vida. Para quienes buscan una clave en la longevidad de los llamados “superancianos”, el mensaje queda claro: moverse no solo alarga los años, sino que también los llena de salud y vitalidad.
Salud
Qué es el síndrome del “hombro congelado”, la dolencia que afecta principalmente a las mujeres mayores de 40
Publicado
5 días atráson
3 junio, 2025Por
Admin
Durante la mediana edad, esta condición asociada a cambios hormonales interfiere con rutinas básicas y deteriora el bienestar general, advierten desde National Geographic. Cuáles son los síntomas y por qué es esencial el diagnóstico oportuno
Alcanzar el estante de la cocina, atarse el pelo o solo levantar los brazos pueden ser acciones que, aunque simples, se vuelven un desafío inesperado para muchas mujeres en la mediana edad, especialmente después de los 40 años.
Actualmente, esta condición ganó relevancia debido a su impacto prolongado y a la necesidad de repensar su diagnóstico y tratamiento desde una perspectiva informada y equitativa. Es que el dolor persistente y la rigidez en el hombro afectan de manera desproporcionada a mujeres de mediana edad, con una alta prevalencia e impacto en la calidad de vida.

El hombro congelado se caracteriza por una restricción progresiva y dolorosa del movimiento en la articulación, tanto en acciones activas como pasivas.
- Congelación: dolor y rigidez aumentan de forma progresiva.
- Congelada: disminuye el dolor, pero persiste la rigidez, lo que dificulta las actividades cotidianas.
- Descongelación: el rango de movimiento mejora de manera gradual.
Este proceso puede extenderse entre uno y tres años. En algunos casos, la recuperación total no se alcanza.
Vale destacar que, en la fase inicial, el dolor suele ser intenso por la noche y la movilidad del hombro se reduce. En la etapa intermedia, la rigidez se acentúa y puede producirse atrofia muscular. Finalmente, durante la recuperación, disminuye el dolor y mejora la movilidad, aunque no siempre se restablece por completo.
Desde Mayo Clinic advierten que, aunque en la mayoría de los casos se resuelven con el tiempo, la afección puede resultar incapacitante durante su evolución.
Cuáles son los factores de riesgo

Diversos reportes indican que entre el 2% y el 5% de la población desarrolla capsulitis adhesiva. Su frecuencia aumenta significativamente en mujeres de entre 40 y 60 años, especialmente en la transición menopáusica, profundiza National Geographic.
El mismo medio señala que cerca del 75% de los casos se presentan en mujeres, y más del 70% de quienes atraviesan la menopausia padecen síntomas musculoesqueléticos. Es más, una de cada cuatro desarrolla alguna forma de discapacidad funcional.
Aunque sus causas exactas no están completamente establecidas, se estima que el hombro congelado se origina por un proceso inflamatorio que provoca el engrosamiento y la contracción de la cápsula articular. Sobre este punto, el estudio de Climacteric vincula este mecanismo con la disminución de estrógenos durante la menopausia, lo que contribuye a la aparición de síntomas musculoesqueléticos como el dolor articular y la rigidez.
En cuanto a los factores de riesgo, Mayo Clinic identifica a los antecedentes de diabetes, trastornos tiroideos, enfermedades neurológicas o cardiovasculares, así como la inmovilización prolongada del hombro.
Vale destacar que la afección presenta mayor prevalencia entre personas de origen asiático, donde se la conoce como “hombro de los cincuenta años”, según relata National Geographic.

Por otro lado, un estudio publicado en Climacteric propuso el término “síndrome musculoesquelético de la menopausia” para describir síntomas asociados al descenso de estrógenos, como capsulitis adhesiva, artralgia y pérdida de masa muscular.
Al tiempo que una investigación publicada en Journal of Clinical Medicine documentó la alta frecuencia de dolor de hombro en mujeres menopáusicas y las barreras diagnósticas que enfrentan.
Contexto histórico y falta de investigación
Durante décadas, el hombro congelado fue una enfermedad poco comprendida y subestimada por la comunidad médica. National Geographic destaca que hasta hace poco existían escasos estudios sobre sus causas y tratamientos, en parte por un sesgo de género en la investigación.
La cirujana ortopédica Jocelyn Wittstein, citada por el medio, afirmó que “el solo hecho de ser mujer es un factor de riesgo para el hombro congelado” y señaló que la mayoría de los cirujanos ortopédicos no experimentan la menopausia, lo que contribuye a la falta de urgencia en el abordaje de esta afección.

En 2024, Wittstein y su equipo introdujeron el concepto de síndrome musculoesquelético de la menopausia, para describir síntomas como dolor articular, pérdida de masa muscular, disminución de densidad ósea y progresión de la osteoartritis. La revista Climacteric, en ese tono, subrayó la relevancia de esta terminología para aumentar la conciencia médica y social sobre los efectos musculoesqueléticos del climaterio.
Diagnóstico: criterios y relevancia de la detección temprana
Durante años, el hombro congelado fue poco atendido en la práctica clínica. National Geographic vincula esta omisión con un sesgo de género. En ese marco, Jocelyn Wittstein insistió en que el factor de riesgo de ser mujer fue históricamente desestimado y atribuyó esa omisión al desconocimiento clínico de la experiencia menopáusica.
Estas afirmaciones sobre el síndrome musculoesquelético en la menopausia adquirieron respaldo desde la revista Climacteric, ya que se documentó la frecuencia y el impacto de estos síntomas en mujeres en transición hormonal.
El estudio en Journal of Clinical Medicine reforzó esta perspectiva al mostrar la elevada prevalencia de dolor de hombro y la falta de estrategias diagnósticas eficaces, lo que prolonga el sufrimiento y retrasa el tratamiento adecuado.

Lo cierto es que el diagnóstico del hombro congelado es clínico. Se basa en la historia de dolor y rigidez progresiva, y en la limitación del rango de movimiento activo y pasivo. La Cleveland Clinic explica que el examen físico incluye la evaluación comparativa con el otro hombro.
Las radiografías permiten descartar patologías como artritis o lesiones óseas, y técnicas como la resonancia magnética o la ecografía ayudan a confirmar el diagnóstico.
Su identificación oportuna es clave. Intervenir en las primeras fases mejora el pronóstico y acorta la duración de los síntomas. Sobre este punto, y a modo de ejemplo, el estudio publicado en Journal of Ultrasound demostró que la hidrodilatación guiada por ecografía, combinada con fisioterapia, resulta más eficaz si se aplica antes de alcanzar la rigidez completa.
Tratamientos actuales y evidencia disponible
El tratamiento del hombro congelado evolucionó, aunque aún no hay un protocolo unificado. Las estrategias incluyen fisioterapia, analgésicos, antiinflamatorios no esteroideos, corticoides (orales o inyectables), hidrodilatación y, en casos refractarios (resistes a los tratamientos tradicionales), cirugía.
La fisioterapia es el pilar del abordaje conservador. Mayo Clinic y Cleveland Clinic coinciden en que los ejercicios de amplitud de movimiento, acompañados de un compromiso sostenido con la rehabilitación, son fundamentales para la recuperación.
Las infiltraciones con corticoides alivian los síntomas en las etapas iniciales, aunque su efecto es transitorio. La hidrodilatación —inyección intraarticular de solución salina y corticoides guiada por ecografía— mostró buenos resultados, especialmente al combinarse con fisioterapia personalizada.

El trabajo publicado en Climacteric cita estudios clínicos que muestran que estos tratamientos logran buenos resultados si se inician a tiempo, reduciendo la necesidad de intervenciones más invasivas.
Respecto a la terapia hormonal, National Geographic y la revista Climacteric señalaron que la terapia de reemplazo hormonal (TRH) podría prevenir o aliviar los síntomas musculoesqueléticos, incluido el hombro congelado.
La Dra. Kathleen Jordan, directora médica de Midi Health, afirmó a National Geographic que la TRH es una de las intervenciones más eficaces para el dolor articular vinculado al hipoestrogenismo, aunque debe evaluarse caso por caso.
Las opciones quirúrgicas quedan reservadas, entonces, a cuadros en los que el tratamiento conservador falla. El estudio de Journal of Clinical Medicine advirtió que muchas mujeres menopáusicas no acceden de forma temprana a tratamientos adecuados debido a la subestimación de su dolor, lo que retrasa intervenciones efectivas.

El reconocimiento del hombro congelado como parte del síndrome musculoesquelético amplió la investigación clínica y mejoró el enfoque terapéutico. National Geographic destacó, en ese sentido, que una nueva generación de especialistas en salud femenina favoreció el acceso a tratamientos basados en evidencia.
En paralelo, Climacteric resaltó el rol de intervenciones complementarias como el ejercicio de resistencia y la suplementación con vitamina D, magnesio y vitamina K2 para preservar la masa ósea y muscular en mujeres posmenopáusicas. La hidrodilatación guiada y la fisioterapia personalizada continúan como intervenciones de primera línea, sobre todo si se aplican en fases tempranas.
Salud
Andar en bicicleta o caminar, ¿qué es mejor para la salud cardiovascular?
Publicado
5 días atráson
3 junio, 2025Por
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Ambas prácticas tienen múltiples beneficios para el organismo. En el Día Mundial de la Bicicleta, un repaso por sus efectos en la prevención de enfermedades cardíacas, control metabólico y fortalecimiento muscular
Cada 3 de junio se conmemora el Día Mundial de la Bicicleta, una iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que busca fomentar su uso por sus múltiples beneficios sociales, ambientales y de salud.
En 2025, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un análisis al respecto de su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien apuntó: “Caminar y andar en bicicleta mejora la salud y hace que las ciudades sean más sostenibles. Cada paso que damos y cada paseo ayudan a reducir la congestión, la contaminación atmosférica y las enfermedades. No obstante, debemos hacer que los desplazamientos a pie y en bicicleta sean seguros, para que más personas opten por estas opciones más saludables y ecológicas”.

Caminar o andar en bici: sus beneficios para la salud cardiovascular
Tras analizar a 82.297 personas durante 18 años, el trabajo concluyó que “en comparación con los desplazamientos no activos, el uso de la bicicleta se asoció con un menor riesgo de mortalidad por todas las causas, un riesgo un 24% menor de hospitalización por enfermedades cardiovasculares, prescripción de medicación cardiovascular y prescripción por problemas de salud mental”. En cuanto a la caminata, el mismo estudio señaló que las personas “que caminaban al trabajo tenían un riesgo 10% menor de hospitalización por enfermedad cardiovascular y de recibir medicación para tratarla”.
Sin embargo, el trabajo también advirtió sobre un riesgo mayor de lesiones entre ciclistas: “Quienes se desplazaban en bicicleta tenían casi el doble de riesgo de hospitalización por colisiones de tráfico en comparación con los no activos, aunque este fue un evento relativamente infrecuente (83 hospitalizaciones en 18 años)”. Estos eventos reflejan la necesidad de infraestructuras seguras para garantizar los beneficios del ciclismo sin aumentar riesgos viales.

En 2022, la OMS publicó un informe en el que apuntó: “Andar en bicicleta y caminar puede ayudar a combatir el sobrepeso y reducir la inactividad física. Los desplazamientos activos se asocian con una disminución de aproximadamente el 10% del riesgo de enfermedad cardiovascular y una disminución del 30% del riesgo de diabetes tipo 2″.
Fortalecimiento muscular, según la intensidad que se busca
Tanto caminar como andar en bicicleta activan los músculos de las piernas. Según una revisión de Public Health England, “el ciclismo se asocia con mejoras en la composición corporal” y permite reducir el porcentaje de grasa corporal cuando se lo realiza con frecuencia.
El mismo informe destacó que andar en bicicleta “beneficia la capacidad cardiorrespiratoria en adultos”, lo que implica también un refuerzo de la musculatura involucrada en la resistencia aeróbica. Por su parte, caminar actúa sobre músculos estabilizadores, fortalece los tobillos y las caderas, y mejora el equilibrio, especialmente en personas mayores o con movilidad reducida. Además, se asocia con mejoras en la salud musculoesquelética de mujeres posmenopáusicas y personas con dolor lumbar crónico, según precisó el análisis.
Si bien el ciclismo podría promover un fortalecimiento más marcado debido a la carga mecánica del pedaleo, caminar también ofrece beneficios relevantes, particularmente en términos de mantenimiento de la masa muscular con bajo impacto en las articulaciones, de acuerdo a los expertos.
Bajar de peso: ambas son buenas alternativas
Ambas actividades son aliadas eficaces en estrategias de control del peso. La OMS ha indicado que caminar “durante 30 minutos o andar en bicicleta durante 20 minutos la mayoría de los días reduce el riesgo de mortalidad en al menos un 10%”.

En el informe de Public Health England detallaron que caminar con regularidad genera descensos en el índice de masa corporal, el perímetro de cintura y el peso, particularmente en personas inactivas o con sobrepeso. El ciclismo, por su parte, está significativamente asociado con una menor grasa corporal en estudios de cohorte y ensayos clínicos, lo que lo posiciona como una herramienta útil para reducir el exceso de peso.


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