Luego de las mejoras de 6% para abril y 9% para mayo, junio llegará con un incremento del 15 por ciento
A fines de abril, el Gobierno oficializó el aumento para las empleadas domésticas que comenzó a regir desde mayo. Lo hizo por medio de la la Resolución 2/2022, publicada este viernes en el Boletín Oficial, el Poder Ejecutivo fijó “un incremento de las remuneraciones horarias y mensuales mínimas para el Personal” de casas particulares.
En ese momento se fijó un aumento de 6% para abril, 9% a partir de mayo y un 15% “sobre los salarios mínimos establecidos para el mes de mayo de 2022, en una sola cuota, a abonarse en el mes de junio de 2022, con cláusula de revisión para el mes de agosto de 2022, con posteridad a la reunión del Consejo Nacional del Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo, Vital y Móvil”.
Este es el aumento que deberá pagarse el mes que comienza la semana próxima.
Además, se estableció un adicional por zona desfavorable: el mismo será equivalente al 30% sobre salarios mínimos establecidos para cada una de las categorías, respecto del personal que preste tareas en las Provincias de La Pampa, Río Negro, Chubut, Neuquén, Santa Cruz, Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, o en el Partido de Patagones de la Provincia de Buenos Aires.
Los incrementos fueron acordados en una reunión que la Comisión Nacional de Trabajo en Casas Particulares mantuvo el 31 de marzo.
El personal que efectúe tareas incluidas en más de una categoría quedará comprendido en la que resulte la principal que desempeñe con habitualidad (Foto: Cuartoscuro)
Escalas de remuneraciones a partir del 1° de junio:
Supervisor/a: coordinación y control de las tareas efectuadas por dos o más personas a su cargo.
– Personal con retiro: $437,50 por hora y $54.612,50 mensuales.
– Personal sin retiro: $479 por hora y $60.832 mensuales.
Personal para tareas específicas: cocinero/as contratados en forma exclusiva para desempeñar dicha labor y toda otra tarea del hogar que requiera especial idoneidad del personal para llevarla a cabo.
– Personal con retiro: $414 por hora y $50.738 mensuales.
– Personal sin retiro: $454 por hora y $56.480 mensuales.
Caseros: personal que presta tareas inherentes al cuidado general y preservación de una vivienda en donde habita con motivo del contrato de trabajo.
– $390,50 por hora y $49.503 mensuales.
Asistencia y cuidado de personas: personal que presta tareas inherentes al cuidado general y preservación de una vivienda en donde habita con motivo del contrato de trabajo.
– Personal con retiro: $390,50 por hora y $49.503 mensuales.
– Personal sin retiro: $437,50 por hora y $55.166 mensuales.
Personal para tareas generales: prestación de tareas de limpieza, lavado, planchado, mantenimiento, elaboración y cocción de comidas y, en general, toda otra tarea típica del hogar.
– Personal con retiro: $362,50 por hora y $44.517,50 mensuales.
– Personal sin retiro: $390,50 por hora y $49.503 mensuales.
“El personal que efectúe tareas incluidas en más de una categoría quedará comprendido en la que resulte la principal que desempeñe con habitualidad”, se aclaró en la Resolución 4/2021 de la Comisión Nacional de Trabajo en Casas Particulares.
Aunque ambas opciones hidratan por igual, especialistas explican si la carbonatación tiene algún efecto en la digestión, el peso y la salud dental
El agua con gas se convirtió en una opción cada vez más elegida frente a las bebidas azucaradas. Su consumo genera interrogantes sobre posibles beneficios adicionales o si simplemente se trata de una cuestión de preferencia, respecto a tomar el agua sin gas.
Especialistas en salud y nutrición analizaron su impacto en la hidratación, el control del peso, la salud dental y el sistema digestivo.
Qué es el agua con gas y en qué se diferencia de otras bebidas
El agua con gas, también conocida como soda, se obtiene al añadir dióxido de carbono bajo presión. Esto le da su característico burbujeo.
La carbonatación no afecta negativamente al cuerpo y ambas aguas proporcionan hidratación esencial, según Scott Keatley (Imagen ilustrativa, no real, realizada por IA)
Según el dietista Scott Keatley, copropietario de Keatley Medical Nutrition Therapy, este proceso crea la carbonatación sin alterar las propiedades esenciales del agua.
Es importante diferenciar el agua con gas de otras bebidas similares, como el agua tónica, que contiene quinina y tiene un sabor amargo. También existen variedades saborizadas sin calorías, que ofrecen opciones frutales sin edulcorantes añadidos.
¿El agua con gas es más saludable que el agua sin gas?
La respuesta es no. Ambas tienen beneficios similares para la salud. Lo afirmó Jennifer Sacheck, directora de ciencias del ejercicio y la nutrición en la Escuela de Salud Pública del Instituto Milken de la Universidad George Washington.
“El agua con gas sin calorías no es ni mejor ni peor para ti que el agua sin gas”, explicó la experta a Yahoo Life.
Por otro lado, Keatley destacó que la carbonatación no tiene efectos negativos en el cuerpo: “Tanto el agua con gas como el agua del grifo proporcionan la hidratación esencial que el cuerpo necesita para funcionar, ya que ninguna de ellas contiene calorías, azúcar u otros componentes que puedan perjudicar la salud”.
Sin embargo, el agua con gas puede ser una opción útil para quienes no disfrutan del agua sin gas, ya que su burbujeo la hace más atractiva y facilita una mayor hidratación. Todo queda en una elección personal.
Para la mayoría de las personas, se puede beber cuanta cantidad se quiera. Sin embargo, Keatley advirtió que puede no ser la mejor opción para quienes padecen reflujo ácido o hinchazón.
Personas con reflujo ácido o hinchazón podrían beneficiarse más del agua sin gas que de la carbonatada (Imagen ilustrativa, no real, realizada por IA)
“El agua normal puede tener una ligera ventaja para las personas propensas al reflujo ácido o la hinchazón, ya que la carbonatación puede exacerbar estas afecciones al relajar el esfínter esofágico inferior e introducir gas en el tracto gastrointestinal”, explicó.
Cómo implica en la pérdida de peso
Existe la creencia de que el agua con gas puede contribuir a la pérdida de peso, pero los estudios no lo confirman. Un informe publicado en BMJ Nutrition, Prevention & Health sugirió que el dióxido de carbono en el agua con gas influye en la absorción de azúcar en la sangre.
Sin embargo, Keatley advirtió en Yahoo Life que estos hallazgos fueron malinterpretados. Según ella, existe una idea errónea de que consumir agua con gas favorece la pérdida de peso, pero los resultados del estudio no respaldan esa afirmación
Los autores del estudio, según Yahoo Life, concluyeron: “La cantidad es tan pequeña que es difícil esperar efectos de pérdida de peso únicamente a partir del dióxido de carbono presente en el agua carbonatada”.
¿Es mala para los dientes?
Uno de los mitos más extendidos es que el agua con gas puede dañar el esmalte dental. Si bien es cierto que la carbonatación la hace ligeramente ácida, los expertos aseguran que su impacto es mínimo.
La dentista Julie Cho explicó a Yahoo Life: “A menos que los dientes se bañen constantemente con agua con gas, no es perjudicial”.
El impacto del agua con gas en el esmalte dental es mínimo y generalmente neutralizado por la saliva, según expertos (Imagen ilustrativa, no real, realizada por IA)
Por su parte, Mark Wolff, decano de la Facultad de Odontología de la Universidad de Pensilvania, añadió que el ácido del agua con gas es muy débil. “Generalmente se neutraliza rápidamente con la saliva”, afirmó.
Cómo influye el tipo de envase
El agua con gas se vende en botellas de plástico, vidrio y hasta latas de aluminio. Los expertos sugirieron optar por vidrio cuando sea posible, debido a la presencia de microplásticos en las botellas de plástico.
Asimismo, un estudio reveló que un litro de agua embotellada puede contener hasta240.000 diminutos trozos de plástico.
María Fernanda Escalante León tenía 20 años cuando conoció Arón Iusin, de 49, divorciado y con 4 hijos. El flechazo fue inmediato y seis meses después, en 2017, ella dejó su país para empezar un futuro con él a pesar de los prejuicios de ambas familias
María Fernanda Escalante León tenía 20 años cuando se enamoró de un argentino por Internet, que era casi tres décadas mayor que ella. A diferencia de muchas jóvenes de su edad, que sueñan con conocer al “príncipe azul” que le prometa una vida de lujo y ensueño, el entrerriano Arón Iusin se desempeñaba como trabajador rural. Ya había tenido su primer matrimonio y con cuatro hijos mayores de edad estaba buscando rearmar su futuro y volver a enamorarse. Un hombre de 49 años, sin joyas para regalar, pero con una vida real para compartir.
“Nos conocimos en una página que se llamaba ‘Encuentra a tu media naranja’ y chateamos durante 6 meses hasta que me hizo la propuesta de mudarme con él”, contó a Infobae la joven salvadoreña, que hoy tiene 28 años y está radicada en el país desde 2017.
La decisión de emigrar hacia una aventura desconocida junto a Arón generó un cimbronazo en su familia, ya que Fernanda aún vivía con sus padres y sus cinco hermanos y no estaba atravesando el mejor momento personal. También generó rispideces entre los hijos del hombre debido a que su nueva novia tenía la misma edad que su primogénito.
Antes de Arón, Fernanda había tenido otros sueños. Intentó entrar en la Fuerza Armada de El Salvador, pero un problema en las rodillas se lo impidió. Luego, averiguó para aplicar en la Policía, pero sus padres se lo prohibieron. “En ese momento había muchos pandilleros, la inseguridad crecía sin parar y temían lo peor”, contó.
Fernanda nació en El Salvador y todavía vivía con sus padres cuando tomó la decisión de emigrar a la Argentina, en 2017
La frustración la llevó a la depresión. Y en ese momento apareció Arón, un incansable trabajador de campo que le proponía un futuro distinto, en medio de la naturaleza. “Fue como una terapia. Me dio las fuerzas que necesitaba para salir adelante”, recordó.
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Las palabras de su madre, también le sirvieron para animarse al drástico cambio que se avecinaba: “Si eso te hace feliz, adelante”. Pero no fue fácil. Nunca lo es cuando se elige un amor fuera de lo convencional.
Arón no era el modelo de pareja que la sociedad espera para una chica joven. La diferencia de edad fue un tema de prejuicio. Sus propios hijos mayores miraron la relación con recelo. Pero ella, acostumbrada a desafiar las normas, no dudó.
El choque cultural también fue duro. Fernanda, criada en la ciudad, nunca había ordeñado una vaca ni vivido sin transporte público a la mano. Pero Arón, curtido en la vida rural desde chico, le fue contando sobre su día a día y la cautivó por completo.
Arón trabajó como peón rural desde chico hasta que tuvo la oportunidad de administrar varias estancias en distintos puntos del país
Antes de subirse al avión, Fernanda lo investigó. Contactó a conocidos suyos en Facebook, verificó su historia y le preguntó a gente de su pueblo natal, en Entre Ríos. “Quería asegurarme de que todo era verdad”, se sinceró.
Antes de que Fernanda apareciera en su vida, Arón vivía solo en una estancia en La Pampa, rodeado de animales y caminos de tierra interminables. Había pasado los últimos ocho años solo, tras separarse de su primera esposa. Se había casado muy joven, a los 19 años, y tras 21 años de matrimonio, la relación llegó a su fin. Sus hijos crecieron, dos se fueron a vivir a España, los dos otros se mudaron a Miramar, Buenos Aires, y él tuvo que volver a empezar. Esa necesidad de iniciar una familia lo llevó a buscar un nuevo amor por las redes.
La llegada de Fernanda a la Argentina cambió las prioridades de Arón por completo, y mucho más cuando, dos años más tarde, nació el hijo de la pareja al que llamaron Bruce Adonai. “En ese campo hacía el trabajo de seis personas. No podía más y empecé a buscar otro empleo para que pudiéramos estar más tiempo juntos”, recordó. Así fue como, a través de una plataforma del sector agropecuario, los dos fueron seleccionados por los dueños de un campo en Villa Calamuchita, Córdoba, para ser los caseros.
“Nos hicieron una entrevista por Zoom y nos mandaron fotos. En las imágenes la casa se veía más grande de lo que era en realidad, pero aceptamos sin dudarlo porque necesitábamos el trabajo”, dijo Fernanda, quien rápidamente aprendió a vivir en el campo, donde las comodidades son pocas y el trabajo nunca se detiene.
Actualmente, la pareja trabaja como caseros en una estancia de Villa Calamuchita. Él también se encarga de las tareas rurales y ella de las tareas domésticas de los dueños del lugar
“La vida nos trajo hasta acá. Nos regaló este lugar y hoy nos pagan por estar en un lugar donde muchos pagarían por vivir”, afirmó Arón con la certeza de que había tomado la decisión correcta de cambiar de trabajo.
Mientras en El Salvador sus amigas soñaban con un amor idealizado, ella cambió una vida sin rumbo por una con propósito y apostó por un amor con lucha, con papeles de migración demorados, con mudanzas de estancia en estancia y con jornadas de trabajo de sol a sol. Un amor que, lejos de parecerse a un cuento de hadas, era mucho más auténtico.
El día que llegaron a su nuevo hogar, los recibió un paisaje árido, una casa descuidada y 13 kilómetros de distancia hasta el pueblo más cercano. El campo que cuidan tiene 200 hectáreas, con ovejas, vacas y otros animales.
“Acá no había nada. Era todo tierra, sin vegetación, sin jardín. Empezamos a trabajar de a poco”, contó Arón, quien fue transformando el espacio con materiales reciclados y técnicas que aprendió con el tiempo. Se dedicó al parque, diseñó un deck de madera, armó una huerta con zapallos y calabazas y construyó su propio gallinero.
La pareja junto a su hijo argentino, Bruce Adonai, de 5 años
El aislamiento fue uno de los principales desafíos para Fernanda. “En El Salvador vivía en la ciudad. Allá, si querías algo, salías y lo comprabas. Acá, si te dan ganas de comer fruta y no tenés, hay que esperar hasta el día que bajás al pueblo”, explicó. A lo que se sumó un gran cambio para ella: “En El Salvador hace calor todo el año y acá me tuve que acostumbras a las temperaturas bajo cero y a usar gorros y guantes”.
Actualmente, Fernanda se encarga de limpiar la estancia principal y realiza horas extras haciendo tareas domésticas en la casa que los dueños tienen en la ciudad. En paralelo, se dedica tiempo completo, a la crianza de Bruce Adonai, que está por ingresar a primer grado. “La escuela más cercana está a cinco kilómetros, y todas las mañanas Arón lo lleva en la camioneta que nos proporcionan los propietarios del campo”, remarcó Fernanda, quien admite que a veces extraña un poco la vida urbana.
“Me gustaría que Bruce hiciera más actividades y tuviera amigos cerca. Pero también valoramos todo lo que tenemos. Él es feliz acá. Está en contacto con la naturaleza, y eso es algo que muchos chicos no tienen”, relató.
Otras de las cosas que lamenta es que desde hace ocho años no ve a su madre ni a sus hermanos. No hubo abrazos en los cumpleaños, ni risas compartidas en la mesa, ni fotos familiares donde todos estén juntos. Solo llamadas, audios de WhatsApp y videollamadas en las que su mamá intenta memorizar la cara de su nieto a través de una pantalla. “Ella lo conoce solo por fotos y video. Nunca pudo abrazarlo”, lamentó.
Arón le enseña a su hijo a cuidar de los animales y hacer las tareas rurales, tal como su padre lo hizo con él
Cuando dejó El Salvador, sabía que no sería fácil. Pero nunca imaginó que la distancia se haría tan definitiva. Los años pasaron y los vuelos cada vez le resultan más caros: “La situación económica nunca es la ideal, y el reencuentro sigue postergándose”.
Arón la entiende, porque él también tiene hijos lejos. Pero Fernanda no se rinde. Sabe que algún día, de alguna manera, logrará que su madre y su hijo se abrazarán. Porque en esta historia de amor, lo importante no es lo que dejaron atrás, sino lo que construyeron juntos.
Fernanda y Arón no siguieron un guion convencional. No buscaron encajar en las expectativas de otros. No soñaron con lo que dicta la norma. Soñaron con algo mucho más simple, y al mismo tiempo, mucho más valioso: una vida en común, lejos del ruido del mundo, donde el amor no necesita grandes escenarios para ser correspondido.
En la última semana, el fuego arrasó con un promedio de 7 mil hectáreas por día
El fuego no da tregua en Corrientesy las condiciones meteorológicas complican cada vez más el trabajo de los brigadistas, con temperaturas extremas en medio de la brutal sequía que atraviesa la región. En total, las llamas consumieron ya más de 200 mil hectáreas en lo que va del año y, por día, se quemaron más de 7 mil en la última semana.
Al hacer un relevamiento de la zona afectada por las llamas, el coordinador del Comando Operativo de Emergencia (COE) de la provincia, Bruno Lovinson, informó que durante el mes de enero se perdieron 127 mil hectáreas.
Por otro lado, en lo que va de este mes, se consumieron 73 mil hectáreas, de acuerdo con los datos que preciso al medio local Diario Época. Así, solo durante la semana pasada, se quemaron 7.700 hectáreas en promedio cada día.
El lunes los trabajos se concentraron nuevamente en el área de Bonpland y Perugorría, donde persisten dos focos activos. Según publicó El Territorio, colaboran bomberos voluntarios, brigadistas y policías, que cuentan con el apoyo de varios aviones hidrantes y con la asistencia de la Dirección Provincial de Vialidad de Corrientes, puesto que el domingo se vieron obligados a cortar la circulación en la Ruta Nacional 14, debido a la cercanía de las llamas con la calzada.
Los bomberos trabajan para contener el avance de las llamas
Pese al incansable trabajo de los brigadistas, las condiciones climáticas en toda la provincia son poco alentadoras. Durante el fin de semana, se registraron temperaturas extremas, una situación que se replicó ayer y lo hará nuevamente hoy.
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) emitió una alerta roja por calor agobiante en gran parte del territorio correntino. En ese sentido, la máxima pronosticada superará los 40 grados y el cielo permanecerá parcialmente nublado. Las ráfagas de viento alcanzarán una velocidad de entre 42 y 50 km/h. Se espera que la situación cambie el miércoles, con la llegada de las primeras lluvias, puesto que está previsto que se registren tormentas a partir de la mañana, condiciones que se extenderían hasta el jueves 13 de febrero.
Durante el fin de semana, los trabajos también se focalizaron en Bonpland. En esa oportunidad, Lovinson aseguró que el foco se encontraba “muy activo” y dijo que era “muy peligroso”.
En un diálogo con Infobae, el funcionario explicó que “la situación es complicada por la meteorología”, debido a la sequía prolongada, temperaturas diarias de hasta 38 grados y fuertes vientos, factores que han favorecido la propagación de los incendios. La gravedad del panorama recuerda la temporada 2020-2021, cuando el fuego consumió un millón de hectáreas de campos y humedales.
El extremo calor complica el trabajo de los brigadistas
El sábado por la tarde, los esfuerzos de combate al fuego se concentraron en Colonia Liebig, Ita Pucú (Mercedes), Ayuí Grande, Perugorría y María Chica (Curuzú Cuatiá). Aún no se han determinado las causas de los incendios, aunque es habitual que se originen por descuidos humanos o de manera intencional.
Las llamas se propagaron rápidamente debido a los fuertes vientos y las altas temperaturas del verano en la región, mientras la presencia de material combustible favoreció su expansión. Durante la semana pasada, varias zonas fueron afectadas, entre ellas Curuzú Cuatiá, Mercedes, Perugorría y Villa Olivari.
La falta de lluvias significativas en los últimos tres meses ha agravado la crisis en Perugorría, según Carina Tomasella, presidenta de la Asociación Rural, quien describió la situación como “un infierno”. Desde Curuzú Cuatiá, Daniel Panario, titular de la Sociedad Rural local, informó que en febrero ya se habrían quemado unas 25.000 hectáreas, mientras que en Mercedes, Carlos Roldán, presidente de la Sociedad Rural, señaló que el fuego ha arrasado entre 20.000 y 25.000 hectáreas en los últimos diez días.