Ciencia
Cuál es la importancia del genoma humano y qué potencial tiene para curar enfermedades
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En el Día Mundial del ADN, expertos consultados por Infobae destacan la importancia de los estudios genéticos alcanzados y la nueva era de biotecnología que se abre
Nadie puede discutir que el año 1953 estuvo cargado de sucesos importantes. Fue el año en que el republicano Dwight D. Eisenhower toma posesión como presidente de Estados Unidos o que en la abadía de Westminster, en Reino Unido es coronada la reina Isabel II.
“A mí me gusta recordar lo importante que fue 1953 en sus extremos. El 25 de abril de 1953 se publica el descubrimiento de la estructura de doble hélice del ADN por los científicos Francis Crick, de Gran Bretaña, y James Watson, de Estados Unidos, en un artículo de apenas una página, en la revista Nature. Y el 29 de mayo, el hombre alcanza la cima del pico más alto del planeta, el monte Everest y logra la mirada más amplia y asombrosa de la naturaleza en la Tierra. Son dos hitos que marcan la conquista de algo tan pequeño y tan grande para el ser humano. Dos hitos que conectan a la naturaleza también”, explicó a Infobae el doctor Federico Prada, biólogo y Decano de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Exactas de la UADE, que con este recuerdo destaca la celebración de hoy, el Día Mundial del ADN.
“El ADN, o ácido desoxirribonucleico, es el material que contiene la información hereditaria en los humanos y casi todos los demás organismos. Para muchos es la mirada más profunda y reduccionista que jamás se había tenido de esta propiedad emergente de la materia llamada vida. Con una historia que supera los 3500 millones de años de vida, de selección natural y de evolución, hoy el ADN nos puede develar el secreto que guarda en sus átomos y electrones”, agregó Prada.
Según el doctor en Ciencias por el Instituto Leloir, el descubrimiento se trató de un camino arduo y descendente hasta llegar al descubrimiento del ADN. “A partir de ese momento en la historia de la biología molecular, se comenzó una segunda etapa, un camino ascendente que integraba los conocimientos para alcanzar el dogma central de la biología molecular, los primeros pasos en la ingeniería genética, la aparición de la biotecnología y luego la secuenciación del genoma humano nos hicieron alcanzar una segunda cima donde se halla la biología de sistemas. Los profesionales que están parados allí y trabajan en el área de la salud como los médicos, biólogos, biotecnólogos, bioquímicos y bioinformáticos, buscan integrar y entender el funcionamiento del cuerpo humano con la predicción de la aparición de enfermedades y así hallar la droga que mejor va a funcionar para tratar una determinada enfermedad. Esa es la biología integrativa o de sistemas que hoy estamos viviendo”, destacó Prada.
“El estudio del genoma implica eras de la genómica. Una primer era nace en 1986 con el término de genómica. La revista Genomics acuña ese término. Se empieza a estudiar el genoma hasta que empieza a secuenciar en 2001. Hasta este año, que se logra decodificar completamente el genoma humano. Con esto que tenemos, hay que ‘hacerlo hablar al genoma’ y analizar la información de tantos datos que contiene. De eso se trata la variabilidad de naturaleza. La riqueza de la vida está allí, en el estudio de millones de genomas secuenciados. La variabilidad, regulación del genoma (como se expresa) y la modificación del ambiente (epigenética), hace de esta era genómica en el siglo XXI. Traducido…, es terriblemente importante para el estudio de enfermedades”, agregó Prada.
Y concluyó: “La información es clave, pero el ambiente lo es más. Conocer la información genética es el primer paso, pero se debe integrar a la información del ambiente, como por ejemplo ver los parámetros que hacen a la vida de la persona (alimentación, estilo de vida). Identificar de manera sistemática con herramientas de inteligencia artificial para descubrir los secretos del tejido patológico por ejemplo de un tumor. Por eso, el estudio de las biociencias, en especial la biotecnología y la bioinformática es clave para esta revolución genómica que estamos viviendo”.
Un avance genético increíble
En junio de 2000, el Proyecto Genoma Humano (HGP) y la empresa privada Celera Genomics anunciaron el primer “borrador” del genoma humano, el resultado de 10 años de trabajo y 3000 millones de dólares invertidos que fue catalogado como una de las grandes hazañas de exploración de la historia, porque en lugar de haber iniciado una travesía a un planeta lejano, el HGP fue un viaje interno de descubrimiento del mapa de todos nuestros genes, los de nuestra propia especie, el Homo sapiens.
Después de anunciar el comienzo del estudio genómico del ADN humano, un equipo de científicos logró ensamblar el plano genético completo de la vida humana, al añadir las piezas que faltaban a un rompecabezas que casi fue iniciado hace más de dos décadas. En una investigación publicada en la revista Science, el grupo de investigadores internacionales describió la primera secuenciación del genoma humano completo, es decir, el conjunto de instrucciones para construir y mantener a un ser humano. Los trabajos previos, celebrados en todo el mundo, estaban incompletos debido a que las tecnologías de secuenciación de ADN de la época no eran capaces de leer ciertas regiones genómicas. Incluso después de las actualizaciones, faltaba aproximadamente el 8% del genoma.
¿Y por qué es importante haber descifrado ese 8% restante de nuestro genoma? Las áreas con bases de ADN repetidas, como las que faltan en el genoma de HGP, se han relacionado desde entonces con muchos problemas de salud, desde la ELA y la enfermedad de Huntington hasta el cáncer y el autismo. Al secuenciarlos, los científicos creen que podríamos estar mejor equipados para estudiar y tratar esas afecciones. Los científicos dijeron que esta imagen completa del genoma le dará a la humanidad una mayor comprensión de nuestra evolución y biología, al mismo tiempo que abrirá la puerta a descubrimientos médicos en áreas como el envejecimiento, las enfermedades neurodegenerativas, el cáncer y las enfermedades cardíacas.
Hernán Dopazo, doctor en Ciencias Biológicas e Investigador Independiente (CONICET), explicó que va a deparar el futuro, ahora que se llegó a desentrañar este 8% faltante. “En un futuro muy cercano van a bajar los costos para hacerse el test genético. Hoy hacer un genoma, cuesta unos 1000 dólares. Pero todo el incremento tecnológico que vivimos tiende a que sea más accesible en un futuro cercano. Así, hoy tenemos a mano análisis genéticos para detectar enfermedades y hasta la posibilidad de corregir algunos genes con las tijeras Crispr. Nada podría pasado si no teníamos esta tecnología. Y esta tecnología no podría estar sin la secuencia del genoma humano”, puntualizó Dopazo.
“Los científicos llegaron a avanzar en la decodificación del genoma, pero les faltaban regiones muy difíciles de hallar. Es cómo ordenar algo cuando hay repeticiones grandes, parecidas, regiones que hacían faltar ese 8%. Este año se completó todo el proceso. En este tiempo de espera hubo proyectos muy impresionantes, desde 2003 al 2018 de dos consorcios internacionales para ver la variabilidad genética de todas las poblaciones del mundo y diversidad de población humana. Es analizar megas o giga bases de información, respecto del genoma humano, que tiene 3 mil millones de letras”, apuntó el experto, que se esperanza en que el reciente descubrimiento ayude en el avance de hallar curas para más de 300 enfermedades genéticas.
“Cada vez estamos llegando con más profundidad y precisión al conocimiento sobre nosotros mismos. Haber secuenciado todo el genoma humano ayudará a evitar varias enfermedades. Y también, entender los mecanismos de origen de una determinada patología, ayudará a la elaboración de fármacos más directos y precisos contra enfermedades para que tengan menor prevalencia”, explicó a Infobae el doctor Jorge Dotto, referente mundial como médico genetista, que cuenta con una amplia trayectoria en los Estados Unidos y en Europa.

Y agregó: “Esta información completa, nos permitirá tomar mejores decisiones sobre nuestro cuerpo, ya que cambia la percepción del desconocimiento que teníamos. Por ejemplo, la decisión de qué alimentos nos hace falta comer para fortalecer nuestras defensas. En nuestro microbioma está el 80% de nuestro sistema inmune. Conocer con más profundidad la microbiota y qué probióticos, que son bacterias vivas, necesitamos incorporar nos va a ayudar a modular y hacer más eficaz el funcionamiento de nuestro sistema inmune, que podría ser más preciso para bajar la inflamación a nivel molecular en nuestro organismo ante una enfermedad”.
Además de ejemplificar con la microbiota intestinal, Dotto también hizo referencia a mejoras en el comportamiento de la piel y el sistema reproductivo femenino. “Tenemos que ayudar a que la gente se enferme menos, y este trabajo del secuenciamiento genético total nos va a ayudar a ello”, concluyó el especialista.
Los seres humanos tienen 46 cromosomas, en 23 pares, que representan decenas de miles de genes individuales. Cada gen consta de varios pares de bases compuestos de adenina (A), timina (T), guanina (G) y citosina (C). Hay miles de millones de pares de bases en el genoma humano. Pero el genoma que los investigadores secuenciaron no provino de una persona, sino de una mola hidatiforme, una masa o crecimiento poco común que se forma dentro del útero al comienzo de un embarazo. Este tejido se forma cuando el espermatozoide fertiliza un óvulo sin núcleo, por lo que contiene solo 23 cromosomas, como un gameto (esperma u óvulo), en lugar de los 46 que se encuentran en el ADN de una célula humana. Estas celdas simplifican el esfuerzo computacional pero pueden constituir una limitación.
El consorcio explicó que su trabajo aumentó el número de bases de ADN de 2,92 mil millones a 3,05 mil millones, un aumento del 4,5%, y que el recuento de genes que codifican proteínas aumentó solo un 0,4%, a 19.969. De acuerdo a los expertos, el trabajo podrá conducir también a otros nuevos conocimientos, incluidos los relacionados con la forma en que se regulan los genes.
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Ciencia
Revolución en el cosmos: encuentran evidencia de que existe un noveno planeta en el Sistema Solar
Publicado
10 meses atráson
26 abril, 2024Por
Admin
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Los datos de los científicos indican que hay un 85% de posibilidades de que el planeta exista.
Astrónomos han encontrado posible nueva evidencia de que existe un Planeta 9 en los confines del Sistema Solar, basada en el estudio de la inclinación de una población de objetos (TNO) más allá de Neptuno.

Una pista temprana clave sobre el Planeta 9 surgió hace casi una década: los objetos del gran perihelio del Cinturón de Kuiper se agrupan. La dispersión gravitacional de Neptuno altera este patrón, por lo que la atención se mantiene en los TNO dinámicamente estables (tipo Sedna), ignorando los inestables.
En el nuevo estudio, publicado en arXiv, el equipo liderado por Konstantin Batygin, del Instituto de Tecnología de California, rastreó los movimientos de objetos de período largo que cruzan la órbita de Neptuno y exhiben movimientos irregulares durante su trayectoria.
El dato que indicaría que hay un nuevo planeta
Dada su inestabilidad dinámica, sólo dos escenarios pueden mantener esta población de TNO en un estado estable: o son impulsados hacia adentro por la interacción entre la marea galáctica y la dispersión de Neptuno, o son el resultado de una dinámica inducida por el Planeta 9.
El equipo llevó a cabo cálculos detallados y simulaciones astrofísicas tanto para el escenario del Planeta 9 como para el modelo de marea galáctica. Los resultados muestran que si bien el Planeta 9 produce una distribución de perihelio plana de los que cruzan Neptuno, el modelo sin Planeta 9 da como resultado una distribución que alcanzó su punto máximo alrededor de 30 UA (Unidades Astronómicas).

Después de ajustar el sesgo observacional los datos favorecen al modelo Planeta 9 en un nivel 5 sigma de confianza en una escala de 6. Sorprendentemente, este grupo “poco exótico” de TNO proporciona la evidencia estadística más sólida hasta el momento de que el Planeta 9 está realmente ahí fuera, concluye Batygin en su cuenta en X.
Desafortunadamente la ubicación en el cielo no se puede derivar de la nueva investigación, admite Batygin, quien también confía en que futuros observatorios como el Vera Rubin ayuden en una localización, aunque no está claro que lo vaya a detectar. “Ya veremos”, dijo.
Europa Press
Ciencia
Ciencia argentina en jaque: cinco proyectos clave frenados por la falta de recursos para investigar
Publicado
10 meses atráson
25 abril, 2024Por
Admin
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También aparecen el diseño de ratones y peces transgénicos para investigación, y monitoreo de glaciares.
A la dura situación de las universidades nacionales hay que sumar otra crisis causada por los mismos fenómenos: un presupuesto que repite el de 2023. Igual que en la educación superior, el reclamo ahora sale de un sector estratégico: la ciencia argentina. En una selección ilustrativa, compartimos cinco proyectos científicos que hoy están varados como consecuencia de los recortes en distintas áreas del Estado.
Las más de diez voces que hablaron con este medio vienen de las ciencias duras. Un par de los que están en la máxima categoría del Conicet pintaron, como introducción, la radiografía general de lo que pasa hoy.
Jorge Geffner, reconocido inmunólogo e investigador Superior del INBIRS-Conicet, explicó que “los becarios doctorales, el primer eslabón en la formación en ciencias, pasaron de 1.300 a 600. La Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología había ejecutado, a fines de marzo, menos del 5% de su presupuesto, cuando correspondería cerca de un 25%. Esto sin contar que se prorrogó el presupuesto 2023, cuestión que no contempla la inflación del 270%”.
Fernando Pitossi, jefe del laboratorio de “Terapias regenerativas y protectoras del sistema nervioso central” en la Fundación Instituto Leloir-IIBBA (un hombre que, literalmente, es capaz de generar neuronas con células de la piel), explicó: “Al no haber una gestión clara, no se pueden programar los proyectos de investigación, que requieren planificación a largo plazo. La devaluación licuó los subsidios en pesos, ya que los gastos de los insumos son en dólares. Los subsidios PICT (la sigla de Proyectos de Investigación Científica y Tecnológica) de la Agencia (Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación), que es la base del financiamiento nuestro, ya fueron evaluados. Está la lista de los otorgados y los fondos disponibles, pero hace largas semanas no hay ninguna transferencia de dinero”.
Antes de ir a las cinco investigaciones destacadas, Pitossi agregó algo más: “Como las becas de doctorado bajaron a menos de la mitad, el desperdicio de talento humano es inmenso. Toda la formación que pagamos con nuestros impuestos para los estudiantes que tuvieron educación pública, termina siendo útil fuera de la Argentina“.
“En mi laboratorio se presentaron a beca una bioquímica y un biólogo”, contó, antes de cerrar: “No le salió beca a ninguno. A la bioquímica le pude conseguir una beca privada. El biólogo está sin trabajo”.
1. Análisis de calidad del agua en la región de Cuyo
Al mando del Instituto de Nanosistemas de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), el investigador del Conicet Galo Soler Illia compartió uno de sus proyectos en la categoría Redes Federales. Es “muy lindo y competitivo internacionalmente”, definió. Tema principal: el agua.

“Nos preguntamos por las necesidades de las regiones y vimos que la de Cuyo es preservar el agua. El proyecto nos exigía evaluar cuán pura es el agua de montaña, cuántas toxinas tiene, si se puede usar para riego o si es agua potable”, introdujo.
El trabajo se puso en marcha en forma interdisciplinaria: “La evaluación la hacemos químicos analíticos de Cuyo y San Luis, junto con fisicoquímicos de Córdoba, más nosotros, diseñadores de materiales. Todo esto va al desarrollo de nuevos sensores que permiten saber ‘en campo’ si el agua se puede usar, si está contaminada o si los cultivos tienen toxinas, algo central para la región y para el cuidado de una reserva estratégica como el agua”.
Suena bien. Sin embargo, “el proyecto está frenado. No se firman los papeles y nadie sabe si va a haber continuidad”.
Mientras con otros proyectos el problema es que “no se entregan las partidas de subsidios, en este caso ocurre lo contrario”, contó el científico, y resumió “Tenemos la plata pero no podemos usarla”.
“El dinero para el proyecto lo recibimos justo antes del cambio de Gobierno. Lo primero que teníamos que hacer era comprar equipamiento, cosa que de inmediato no se pudo hacer por la burocracia habitual. Sin embargo, hoy no hay nadie que firme la autorización para esas compras. Hay un montón de equipos varados para grupos de alto nivel y originalidad cuya investigación innovadora está frenada. Hay mucha plata tirada”, protestó.
Soler Illia se refiere a trabas concretas para importar insumos y equipamiento a través del llamado formulario de Registro de Organismos y Entidades Científicas y Tecnológicas, o ROECyT. El 100% de los consultados para esta nota reclamaron tener problemas, en este sentido.
Como el viejo Ministerio de Ciencia quedó bajo la órbita de Jefatura de Gabinete, cada pedido de importación debería contar con la autorización de esa dependencia. En concreto, del Jefe de Gabinete Nicolás Posse. La estimación de los investigadores es que hasta mediados de abril había más de 500 trámites trabados.
Para los científicos, el ROECyT es clave, ya que les permite importar insumos y equipo sin pagar impuestos aduaneros. Consultados por este tema, desde la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología dijeron que (hasta el viernes pasado) se habían emitido 67 certificados (34 eran donaciones, que también precisan pasar por la vía ROECyT, y 30 eran compras). Reconocieron tener 345 expedientes pendientes de evaluación, por una “reorganización administrativa”.
Si bien, desde el Gobierno estimaron que la situación se regularizará a fines de mayo, Soller-Illia fue enfático: “Uno tenía el año planificado de cierta manera. No es que vengamos de un lecho de rosas, pero esta gestión empezó con el pie izquierdo. Otra vez, un Gobierno que pierde la oportunidad de aliarse a una comunidad que le podría dar muchas satisfacciones a la sociedad, generando conocimiento, empleo de calidad y patentes a empresas“.
2. Capacitación en el manejo de datos para el personal del Estado
Una de las dependencias de la facultad de Exactas de la UBA es el Instituto de Cálculo. Su vicedirector, el doctor en Física e investigador del Conicet Guillermo Solovey, explicó que en 2023 crearon una diplomatura dedicada al uso de datos en la gestión del Estado.

“El objetivo de la diplomatura es que los trabajadores de la Administración Pública Nacional adquieran habilidades de alfabetización estadística, hoy tan esenciales como leer y escribir. No es solo enseñar a hacer cálculos, sino que la diplomatura se propone transmitir habilidades de interpretación, análisis crítico y toma de decisiones a partir de datos”, explicó..
Si bien aclaró que “a veces se sobrevaloran los datos (es común escuchar que ‘dato mata relato‘), el dato no va a matar a nadie y si no se interpreta, no dice mucho. Para hacerlo, se requieren algunas habilidades”. Si no las conoce, “es fácil confiar en datos engañosos o información sesgada”.
Solovey contó que para la diplomatura pusieron a “los mejores recursos del Instituto de Cálculo”. En 2023 lograron dictar dos cursos, en el marco del Instituto Nacional de la Administración Pública (INAP). “Generaron tanto interés, que se nos propuso sumar dos cursos más y crear la diplomatura. Son cuatro cursos que se dictan a lo largo de 18 semanas”, compartió
Pero, aunque el curso tiene validez institucional y “la inscripción debía abrirse en febrero, para comenzar en abril, todo está paralizado. El Gobierno no designó al director del INAP, de modo que todo el circuito administrativo de firmas no avanza y la diplomatura naufraga.
“Lo curioso”, cerró Solovey, es que “el INAP, dependiente de la Secretaría de Transformación del Estado y Función Pública de la Jefatura de Gabinete, tiene entre sus objetivos el fortalecimiento de los recursos humanos. Esto incluye la implementación de políticas de capacitación de la Administración Pública Nacional.
3. Una vacuna superadora contra la tos convulsa
Cada día, Daniela Hozbor va al Instituto de Biotecnología y Biología Molecular de la facultad de Exactas de la Universidad Nacional de la Plata y trabaja en vacunas.

Es doctora en Ciencias Bioquímicas, investigadora del Conicet y profesora de Vacunología en esa casa de estudios. Con su equipo, buscan comprender “una patología resurgente que afecta a toda la población, pero sobre todo a los chicos más chiquitos”. La causa la bacteria Bordetella pertussi y es tan contagiosa como nombres distintos tiene: pertusis, tos ferina, coqueluche o tos convulsa. Buscan crear una vacuna que supere las existentes.
“Por concurso tenemos dos subsidios de la Agencia (ahora dependiente de Jefatura de Gabinete) y nos van transfiriendo partidas. Desde fin de año estamos en rojo. Gastamos todo lo que teníamos y desde entonces no se ha transferido ninguna partida más”, contó.
Uno de los subsidios era por 4 millones de pesos. “Es poco”, definió Hozbor, tomando en cuenta que “la mayoría de los insumos son importados”. “Pero, bueno”, evaluó, “ahora es cero”.
¿Por qué se focalizaron en la tos convulsa? “Si bien existen vacunas y son buenas, la resurgencia de la patología marcó la necesidad de, en el mediano o largo plazo, superar las debilidades de las vacunas actuales”, resumió.
Por cierto, su investigación no está “en cero”: “Llegamos a un prototipo vacunal que caracterizamos en modelos en etapa preclínica. Funciona muy bien y mostró ser un buen inmunógeno que podría funcionar como adyuvante”. Es decir que “la partícula desarrollada podría incluirse en otras vacunas para potenciar la respuesta inmunológica”.
Hozbor se siente desmotivada: “El desfinanciamiento impacta directamente en la continuidad de estos proyectos y en la formación de recursos humanos. Sin embargo, estos conocimientos no solo sirven para generar un insumo sino también para mejorar distintas situaciones de salud pública. Humana y veterinaria”.
4. De papas, ratones y peces transgénicos
El único laboratorio argentino que diseña tanto ratones como peces transgénicos para investigación está en la esquina de Vuelta de Obligado y Monroe, en un edificio donde funcionan el Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME) y el Instituto de Investigaciones en Ingeniería Genética y Biología Molecular (INGEBI).

Marcelo Rubinstein (investigador del Conicet y profesor de la UBA) no solo dirige el segundo de estos institutos sino también el laboratorio que modifica genéticamente esos animales, luego aprovechados por científicos de todo el mundo, ya que la tecnología que produce es líder internacional.
En estos días, Rubinstein está angustiado. Le fue complejo puntualizar una sola investigación amenazada por la crisis del sector. Subrayó varias veces que ni el edificio en el que trabaja ni los institutos que ahí funcionan cuentan con los recursos mínimos para funcionar: “Hay que destacar que en este edificio histórico de Belgrano realizaron sus investigaciones los doctores Bernardo Houssay y Federico Leloir, dos premios Nobel que hicieron algunos de los descubrimientos más rutilantes del país”.
Destacó que “no están llegando desde la Agencia, fondos para el financiamiento de proyectos científicos. Están prácticamente paralizados”.
Aunque “el diseño y producción de ratones y peces genéticamente modificados se utiliza para investigaciones biomédicas (en enfermedades neurodegenerativas, obesidad, hipoacusia o cáncer, entre otros)”, lo más básico, como tener problemas para pagar la luz o que se le haya cortado el contrato al único técnico en redes digitales que tenía el INGEBI está imponiendo obstáculos en el día a día.
“Para que las investigaciones funcionen de manera competitiva y eficiente, es necesario que se mantengan los presupuestos históricos que permiten pagar servicios, comprar reactivos, alimentar a los animales y comprar kits de diagnóstico, por mencionar los básicos”, explicó.
Y no todo implica animales: “Después del gran desarrollo de la investigadora Raquel Chan con el trigo resistente a la sequía, el segundo gran desarrollo de biotecnología vegetal que está en fase comercial son las papas resistentes a virus desarrolladas en nuestro instituto por el laboratorio de Fernando Bravo Almonacid. Fue una colaboración con una empresa privada y es impresionante porque las semillas se están por exportar a Brasil y demostraron un rendimiento comercial”.
Aunque “esos proyectos deben seguir adelante porque se van sumando avances en la resistencia a otros patógenos, el déficit presupuestario genera problemas para cubrir lo más básico: desde pagar la luz hasta realizar las reparaciones cotidianas elementales. Las consecuencias del desfinanciamiento son muy graves”.
5. Monitoreo de glaciares, hielo y nieve
Hay quienes como Lucas Ruiz hacen investigación científica en montañas y glaciares. Buscan entender la dinámica y los cambios en la formación de nieve y hielo, datos que recaban para trabajos vinculados a un par de temas gigantes: el cambio climático y las consecuentes modificaciones en las costas por el alza del nivel del mar, un tema que tiene a la comunidad científica internacional en alerta.

Doctor en Ciencias Geológicas e investigador del Conicet en el Instituto Argentino de Nivología Glaciología y Ciencias Ambientales, de Mendoza, a Ruiz también le costó cumplir la consigna de Clarín. Los problemas, al ser dificultades para concretar los monitoreos que suelen hacer, superan la idea de “un proyecto”.
Su trabajo busca comprender la dinámica de las reservas de agua, desde un enfoque complementario al de Soler-Illia: “En Patagonia, el tema de la sequía no es tan importante como en Cuyo, pero si hay más deshielo por retroceso de los glaciares, aumenta el caudal de los ríos y se generan otros problemas. Son zonas con mucho turismo y las montañas y laderas dejan de ser seguras”.
Ahora bien, “desde diciembre, no hay presupuesto para monitorear los glaciares, algo que se hace en el marco de la Ley de Glaciares. Están interrumpidas series de mediciones cruciales para conocer el estado de esas masas de hielo. En este caso, no nos llegan los fondos del ex Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible”.
En síntesis, resumió: “No podemos ir a los glaciares porque no hay plata para combustible y viáticos”.
Aunque Ruiz se quejó también de otros déficits nada menores (no tienen quien limpie los laboratorios ni personal de soporte de redes y computadoras), compartió otro importante monitoreo con el que no están pudiendo cumplir: “Desde diciembre está frenado el convenio entre ENARSA y el Conicet en el que participábamos como parte del Plan de Gestión Ambiental de las Represas. Hay un montón de monitoreos frenados. Entre ellos, el del Glaciar Perito Moreno”.
Otros proyectos frenados por falta de fondos
Sylvia Fischer, investigadora especializada en mosquitos, del Instituto de Ecología, Genética y Evolución de Buenos Aires (IEGEBA-Exactas-UBA-Conicet), contó: “Nuestro grupo de investigación mantuvo por dos años un convenio con (la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo) ACUMAR, para hacer actividades de capacitación en mosquitos, tanto en escuelas como en distintos ámbitos de la gestión, además de evaluar factores ambientales asociados a altas abundancias de mosquitos y elaborar estrategias de prevención y diagnósticos ambientales asociados a la salud”.
Para ir al grano, explicó que “nunca se pagó la segunda etapa del proyecto. Quedó desfinanciado, no se hicieron las actividades y las personas contratadas -que habían sido capacitadas especialmente- tuvieron que ser desvinculadas”.
Fischer tampoco está recibiendo partidas de los PICT, “financiados con préstamos del BID, cuyo otorgamiento se da tras un proceso de evaluación muy estricto”. Aunque es usual que los investigadores adelanten dinero de su bolsillo para gastos corrientes, Fischer contó que, por esas partidas demoradas, “a partir de enero, no hubo más reintegros”.
Asegura que lleva adelantados de su bolsillo un millón de pesos con los que compró “un freezer, insumos menores del proyecto y el viaje de campaña de una becaria para recolectar muestras”.
Diego Golombek es famoso por estudiar la calidad del sueño de los argentinos. Es doctor en Ciencias Biológicas e investigador del Conicet, especialista en cronobiología y salud humana. Calificó de “desesperante” la situación de incertidumbre, en especial para los becarios: “Pensaban que arrancarían a cobrar en marzo-abril, pero se acaban de enterar de que hasta agosto no van a ver un peso“.
“Se nos adjudicó un programa del Ministerio de Salud (‘Salud investiga’), en el cual empezamos a trabajar en noviembre. Hay cinco becarios que deberían recibir un monto mínimo. Es más un incentivo que otra cosa. Estamos trabajando en el proyecto. Se nos iba a pagar una primera cuota en marzo, pero no se pagó y no sabemos qué va a pasar (N. de la R.: se abonó cerrada esta nota, a fines de abril). Mucho menos, si se va a actualizar el monto por inflación”, describió.
Diego Rayes, doctor en Bioquímica del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Bahía Blanca-Conicet, completó esta radiografía de la ciencia argentina. Contó que su trabajo diario está completamente desfinanciado por los subsidios devaluados, lo que impacta en sus dos líneas de investigación.
Una es “la identificación de mecanismos moleculares y circuitos neuronales que median la coordinación nerviosa de la respuesta a estresantes”. La otra persigue “el establecimiento de modelos para estudiar, de manera sencilla, bases moleculares de enfermedades neurodegenerativas y del neurodesarrollo. Y, así, evaluar posibles estrategias terapéuticas”.
PS
Ciencia
Resolvieron el misterio de la mayor explosión de todos los tiempos en el espacio
Publicado
10 meses atráson
15 abril, 2024Por
Admin
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Fue una explosión de rayos gamma que produjo un brillo nunca antes visto.
En octubre de 2022, un equipo internacional de investigadores observó el estallido de rayos gamma (GRB) más brillante jamás registrado, GRB 221009A.
Ahora, un equipo liderado por la Universidad de Northwestern ha confirmado con el telescopio espacial James Webb (JWST) que el fenómeno responsable del histórico estallido, denominado BOAT (brightest of all time) es el colapso y posterior explosión de una estrella masiva.

Si bien este descubrimiento resuelve un misterio, otro misterio se profundiza. Los investigadores especularon que dentro de la supernova recién descubierta podría haber evidencia de elementos pesados, como platino y oro. La extensa búsqueda, sin embargo, no encontró la firma que acompaña a dichos elementos. El origen de los elementos pesados en el universo sigue siendo una de las mayores cuestiones abiertas de la astronomía. La investigación se publica en la revista Nature Astronomy.
“Cuando confirmamos que el GRB fue generado por el colapso de una estrella masiva, eso nos dio la oportunidad de probar una hipótesis sobre cómo se forman algunos de los elementos más pesados del universo”, dijo Peter Blanchard de Northwestern, quien dirigió el estudio.
“No vimos firmas de estos elementos pesados, lo que sugiere que los GRB extremadamente energéticos como el BOAT no producen estos elementos. Eso no significa que todos los GRB no los produzcan, pero es una pieza de información clave a medida que continuamos entendiendo de dónde provienen estos elementos pesados. Las observaciones futuras con Webb determinarán si los primos ‘normales’ del BOAT producen estos elementos”.
El 9 de octubre de 2022 se iluminó el universo
Cuando su luz cubrió la Tierra el 9 de octubre de 2022, BOAT era tan brillante que saturó la mayoría de los detectores de rayos gamma del mundo. La potente explosión se produjo a unos 2.400 millones de años luz de la Tierra, en dirección a la constelación de Sagitario, y duró unos cientos de segundos. Mientras los astrónomos se apresuraban a observar el origen de este fenómeno increíblemente brillante, inmediatamente se sintieron asombrados.
“El evento produjo algunos de los fotones de mayor energía jamás registrados por satélites diseñados para detectar rayos gamma”, dijo Blanchard. “Este fue un evento que la Tierra ve sólo una vez cada 10.000 años. Tenemos la suerte de vivir en una época en la que poseemos la tecnología para detectar estas explosiones que ocurren en todo el universo. Es muy emocionante observar un fenómeno astronómico tan raro como el BOAT y trabajar para comprender la física detrás de este evento excepcional”.

“El GRB era tan brillante que oscureció cualquier firma potencial de supernova en las primeras semanas y meses después de la explosión”, dijo Blanchard. “En esos momentos, el llamado resplandor del GRB era como los faros de un automóvil que se acercan directamente a ti, impidiendo que veas el automóvil en sí. Por lo tanto, tuvimos que esperar a que se desvaneciera significativamente para darnos la oportunidad de ver la supernova”.
Europa Press


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